El insólito
comportamiento intolerable de los diputados populistas convierte la apertura de
la XI Legislatura en un lamentable esperpento. El monumental cabreo de Pablo
Iglesias y compañía por el acuerdo entre PP, PSOE y Ciudadanos para permitir
que el socialista Patxi López presida el Congreso de los Diputados (novedoso
que el Presidente no pertenezca a la fuerza más votada) y el reparto del resto
de la Mesa, que Iglesias rechaza de plano, desata los habituales insultos y
descalificaciones del Lenin podemita, quien manifiesta que “los tres del bunker
empiezan a cabalgar”, sencillamente por no apoyarle en su interesado y egoísta
objetivo de que Podemos constituya cuatro grupos parlamentarios, es decir, que
consiga cuatro veces más dinero que el que le corresponde y cuatro veces más de
tiempo en los debates parlamentarios. Por su parte el PP acepta el acuerdo de
Ciudadanos y PSOE sobre la Mesa del Congreso, como un guiño a las negociaciones
del Ejecutivo, mientras Sánchez, que intentó excluir al PP de la negociación,
reitera un “no” rotundo a la gran coalición, mientras Podemos se aleja del PSOE
por no apoyar sus egoístas propuestas sobre los grupos parlamentarios, en tanto
que Rajoy, planeando que las dos votaciones sobre su investidura sean antes de final
de mes, ofrece a Sánchez un plan de “reformas de consenso”, pidiéndole
“sensatez” para dejar las “ambiciones personales” y no ceder ante el
independentismo, proponiendo a cambio un programa de reformas concertadas en el
terreno económico, en la educación y contra la corrupción y el terrorismo. Así
está el panorama político y así se llega a la jornada constitutiva del
Parlamento que los de Podemos convierten en un verdadero espectáculo circense,
acaparando y eclipsando el protagonismo político y la seriedad requerida con
una serie de actuaciones y gestos pintorescos salidos de tono, mientras PP,
PSOE y C´s cumplen y materializan su acuerdo para el reparto de la Mesa con
Patxi López a la cabeza. Desde charangas de recibimiento a espectáculos
ciclistas, pasando por el protagonismo de Carolina Bescansa con su bebé en el
escaño, donde le da el pecho, mientras la guardería del Congreso y la niñera
del niño, que acompaña siempre a la acaudalada podemita, eran rechazados como
alternativa, mientras algunos se preguntaban por qué el padre de la criatura,
por aquello de la igualdad, no echaba una mano en tan puntual coyuntura. En
fin, con semejante puesta en escena, perfectamente calculada, se pasaba a... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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