Celebrada la primera
sesión del juicio del “caso Noos”, que, como era de esperar, provoca una gran
expectación, cabe preguntarse si lo que interesa del mismo es que se haga
justicia o que se convierta en un espectáculo mediático, como suele suceder en
casos que afectan a personajes importantes de gran relieve social. Para lo primero
se requiere dejar que el tribunal actúe sin más, informando simplemente de las
estrategias legales de defensa y acusación que cada uno, en el uso de su derecho,
tenga a bien utilizar; para lo segundo, criticar todas las actuaciones de cada
uno de los agentes que intervienen en el mismo, adornándolas con juicios de
intenciones interesados en cualquier sentido. Y me temo que, al igual que ya
sucediera en la fase de instrucción, al menos, en lo referente a la Infanta
Cristina, va a prevalecer lo segundo. Ya, de entrada, que Hacienda considere
que la Infanta no cometió delito fiscal, que es de lo que se le acusa en
calidad de cooperadora necesaria, o que el fiscal aporte por sorpresa un
reciente dictamen exculpatorio, admitido por los jueces, se vende como una
presión de Hacienda y Fiscalía para exonerar a la Infanta mediante la
aplicación de la “doctrina Botín” solicitada por su defensa, en vez de
explicarlo como una actuación normal ajustada a derecho, descalificando por
tanto subjetivamente la objetividad o imparcialidad del Ministerio Público, por
presentar dicho informe exculpatorio, y la de Hacienda por haberlo elaborarlo
en dicho sentido. Yo, lego en asuntos jurídicos como la inmensa mayoría de la
población, no sé si, como dice la Agencia Tributaria en su informe, admitido
por el Tribunal, el delito fiscal sólo lo comete quien genera las rentas y no
basta con ser socio del mismo para imputárselo, como es el caso de la Infanta
en Aizoon, por lo que me limito a confiar en el Tribunal que es quien... (sigue leyendo en
Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)
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