Mientras van acabando
las comparecencias ante el Rey de los distintos grupos parlamentarios para que
éste pueda tener toda la información al respecto antes de decidir a quién
propondrá como candidato a la investidura, se va enredando más la madeja ya que,
prácticamente, ninguno de los aspirantes da su brazo a torcer poniendo en
evidencia que aquello de dialogar, dialogar y dialogar era un mero pose
electoral y, en todo caso, no para elaborar un programa de gobierno en
beneficio de todos los españoles sino para imponer cada uno sus particulares
criterios anteponiendo sus propios intereses. Mientras hay quienes opinan que,
teniendo en cuenta que nadie quiere entenderse con Rajoy (por cierto, uno de
los más dispuestos al diálogo, salvo con quienes muestran claros síntomas
totalitarios), éste debiera renunciar a una fallida investidura, el presidente
en funciones dice categóricamente “presentaré mi candidatura porque me veo con
fuerzas” (supongo que no se referirá a la fuerza de los votos), despejando
dudas de propios y ajenos al reiterar “evidentemente, me voy a presentar” al
ser la fuerza más votada por los españoles y que cada quien apechugue con sus
responsabilidades. Y mientras Sánchez reitera su no rotundo a cualquier
entendimiento o dialogo con Rajoy y con el PP, empeñado en cosechar votos y
apoyos de cualquier otro grupo, tengan o no síntomas de totalitarismo
antidemocrático, para lograr un pseudo-gobierno “progresista de izquierdas”,
uno de sus más probables socios, el PNV, ni progresista ni de izquierdas por
cierto pero uno de los que tienen menos síntomas antidemocráticos, condiciona
públicamente su apoyo a que el candidato a investir acepte el “derecho a
decidir” del País Vasco, a que se le conceda un “nuevo estatus político sin
ninguna subordinación” a España y a que se le transfiera las políticas
penitenciarias que les negó Rajoy, es decir, el control de los presos de ETA, a
cambio de sus seis votos, hoy por hoy imprescindibles (junto a los podemitas,
mareas, compromís, en comú… y ¡vaya usted a saber!) para investir a Sánchez, siempre
que además concurra la interesada abstención activa de ERC y DiL, por lo que
habrá que preguntarse si Pedro Sánchez, en esta nueva política que los pseudo-progresistas
propugnan, estará dispuesto a practicar la vieja... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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