Tal como era de prever
(los indicios y las señales eran meridianamente claros) el Tribunal
Constitucional suspende con absoluta rapidez y claridad la resolución
soberanista del Parlament de Catalunya. Y lo hace por unanimidad, sin duda
jurídica alguna por parte de ninguno de sus miembros. Pero además, por primera
vez en su historia, apercibe a 21 personas concretas como son los miembros de
la Mesa del Parlamento catalán (incluidos José María Espejo y David Pérez, que
no han apoyado el proceso independentista pero son miembros de la misma
ocupando los puestos de Ciudadanos y PSC), con Forcadell a la cabeza, y los miembros del Gobierno catalán en
funciones, con Artur Mas a la cabeza, a quienes se advierte, como autoridades
que son, de “su deber de impedir o paralizar cualquier iniciativa que suponga
ignorar o eludir la suspensión acordada, apercibiéndoles de las eventuales
responsabilidades, incluida la penal, en las que pudieran incurrir”. Así de
claro y así de fácil, para que, como ya sucediera en el lamentable simulacro de
referéndum, nadie pretenda camuflar sus responsabilidades personales concretas
bajo la farsa de un absurdo desconocimiento del alcance de responsabilidad
personal tras una sentencia de tipo genérico. Ahora el Constitucional advierte
de su ilegalidad tanto a Mas como a Forcadell, así como de las consecuencias
penales en que podrían incurrir en caso de seguir con la totalitaria
desconexión de España, lo que, además de la inhabilitación, podría conducirles
a la vía penal en caso de desobediencia, ya que incurrirían en gravísimos
delitos, algunos de ellos, penados con muchos años de cárcel. Sin embargo, a
pesar de lo anterior, quienes de forma consciente y voluntaria se han salido de
la democracia, persisten en su tozudez totalitaria, ya que la Generalitat
promete seguir adelante a pesar de la suspensión y las advertencias,
manifestando tajantemente “tenemos la voluntad de seguir”, lo que, en caso de
llevar a cabo dicha voluntad, incurriría en flagrante desobediencia y se
declararía en manifiesta rebeldía. Todo a la espera de que las manifestadas
voluntades totalitarias de algunos devengan en concretos actos delictivos,
momento justo en que todo el peso de la Ley recaería sin contemplación alguna y
con todas las consecuencias sobre sus actores, precisamente para salvaguardar
la Democracia y hacer respetar los derechos de todos los españoles, pues como
dice Rajoy, que visitará Cataluña el próximo sábado, no va a aceptar, ni él ni
ningún demócrata, que “unos señores liquiden la democracia” a su antojo. Es
obligadamente la hora de la Ley, la hora de la Democracia; la pelota está en el
tejado de los independentistas totalitarios, la razón en el de los demócratas. Pues
ahora sólo cabe, sí o sí, el restablecimiento en España y concretamente en
Cataluña de la democracia que ha sido secuestrada precisamente por los
gobernantes independentistas catalanes; de ellos depende la forma de dicho
restablecimiento democrático ya que aún están a tiempo de deponer su
totalitaria actitud y rectificar su proceder fascistoide y, por tanto, de ellos
será.... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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