Dice el Rey Felipe VI de
forma contundente, apelando a su autoridad como Jefe de Estado, que “la
Constitución prevalecerá, que nadie lo dude” y lanza con ello un “mensaje de
seguridad en la unidad de España”, ante el desafío independentista, ya que “el
pueblo español no está dispuesto a que se ponga en cuestión su unidad”. Por su
parte Artur Mas, que fracasa por segunda vez en su intento de conseguir la
investidura para seguir figurando como el líder de la felonía secesionista al
margen de la legalidad constitucional, asegura que desobedecerá el veto del TC
y se jacta en el Parlament de burlar sus decisiones “como hicimos cuando nos
prohibieron la consulta”, asunto por el que está imputado judicialmente y por el
que, en su momento, habrá de responder ante la Justicia. Es el contraste de los
planteamientos entre un demócrata, el Rey, como podría ser cualquiera de los
líderes de los partidos constitucionalistas democráticos, y un totalitario,
Artur Mas, como podría ser cualquier otro visionario radical de izquierdas o de
derechas (su ideología es el totalitarismo, ya sea fascista,
nacional-socialista, estalinista……etc, etc) que se considera un imprescindible
salvador de la patria, existente o real, que ha diseñado en su mente enferma.
Por eso Artur Mas, vilipendiado en su segundo intento de investidura, no se va,
estando dispuesto a pagar cualquier precio político y personal, sabedor de que
su locura ha ido tan lejos que, aunque ya nadie le quisiera ni le respaldara, seguiría
manteniendo la tesis de “yo o el caos”, en este caso, yo o nuevas elecciones
(las enésimas en estos últimos tiempos) que provocarían no sólo su ruina
definitiva sino la del resto de colegas, socios y estómagos agradecidos que,
por diversas razones interesadas, le han acompañado en semejante vía crucis a
ninguna parte. La CUP le exige ahora la declaración de una república catalana
independiente en año y medio, quitar peajes, dar transporte gratis a los
parados, implantar una renta mínima, expropiar pisos, entre otras pintorescas
propuestas, aunque la oposición cree que todo es un juego y “todo está pactado”
(las elecciones no les interesan) y que los secesionistas llegarán a un acuerdo
(el día 29 la CUP, que ya admite públicamente que cerrará un pacto de
investidura, preguntará a sus militantes, para vender mejor la mercancía) para
que la farsa independentista continúe. Y entretanto, la agencia de calificación
Fitch degrada a Cataluña a bono basura por la totalitaria desconexión con
España, mientras los... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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