Lo sucedido en el
Parlament de Cataluña es de tamaña gravedad que ya no caben medias tintas a la
hora de posicionarse: o estás a favor del golpe de Estado de los
independentistas catalanes o estás a favor del Estado de Derecho. Si desde hace
tiempo se veía venir tan caótica situación y nadie hacía lo suficiente para
evitarlo (entre todos la mataron y ella sola se murió), ahora, ya no caben
reproches, ni golpes de pecho, ni amaños impresentables, ni equidistancias intolerables,
ni razonamientos lógicos, ni concesiones estúpidas para tener la fiesta en paz,
ni tolerar lo intolerable en actos ilegales de tono menor, ni cálculos
políticos electorales, ni promesas sobre encajes territoriales… ni nada de
nada. Ahora sólo cabe permitir que se imponga la razón de la fuerza, apoyando
el totalitario planteamiento de Romeva, que dice “esto ya no se puede parar”, o
luchar para que triunfe la fuerza de la razón, apoyando el democrático
planteamiento de Rajoy, que dice “el Gobierno no permitirá que esto continúe”;
en definitiva, que se imponga el totalitarismo o que se consolide la
democracia, que triunfen los liberticidas o los demócratas. España, como en
otros muchos episodios a lo largo de su larga historia, enfrenta un nuevo reto fascista
(en sentido amplio del término), ya que un grupo de personas, al margen de la
ley, pretende, sí o sí, imponer su santa voluntad a la inmensa mayoría de
españoles que, civilizadamente, respetando la legalidad vigente, esperan que
sus derechos y libertades no sean vilmente atropellados como en otros momentos
históricos de infausto recuerdo. Y para salir de semejante atolladero se
requiere un apoyo unánime y sin fisuras por parte de todos los partidos
democráticos e instituciones políticas y sociales al Presidente del Gobierno,
cuando dice, de forma exquisita, “utilizaremos sólo la Ley, pero toda la Ley; sólo
el Estado de Derecho, pero todo el Estado de Derecho; sólo la Democracia, pero
toda la fuerza de la Democracia”. El intolerable desafío de los independentistas
totalitarios no es ni al Gobierno español de turno, ni a este o aquel partido
político, ni a esta o aquella ideología (prueba de ello es la amalgama
ideológica, desde la derecha a la izquierda radical, incluyendo a los
antisistema, que.... (sigue leyendo en
Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/ o en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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