El Presidente de
Francia, François Hollande, reúne en Versalles a diputados y senadores para, en
un acto solemne y extraordinario, anunciarles de forma contundente que “Francia
está en guerra” y exponerles una serie de medidas necesarias para, según él,
hacer frente al enemigo yihadista. Entre dichas medidas antiterroristas
estarían: retirar la nacionalidad francesa a los terroristas que tengan otro
pasaporte; impedir el regreso a Francia de terroristas que hayan combatido en
Irak o Siria; controlar a sospechosos de terrorismo con dispositivos
electrónicos como brazaletes de geolocalización; otorgar más competencias a la
policía para que haga registros domiciliarios sin orden judicial previa;
ampliar las condiciones para asignar residencia forzada a los sospechosos;
anular todos los recortes previstos hasta ahora en el gasto militar; contratar
a 5.000 policías, 2.500 funcionarios judiciales y 1.000 supervisores de aduanas
más; aumentar los bombardeos en Siria; y crear una sola coalición internacional
contra el ISIS que incluya a Rusia. En definitiva, más y mejores medidas
legales, materiales y humanas, mayor contundencia para afrontar el ataque al
núcleo central o cuna territorial del yihadismo, y mayor compromiso y unidad de
la comunidad internacional en la lucha contra el mismo. Por todo ello, mientras
Bélgica se ve obligada a suspender el partido de fútbol entre la selección
belga y española al no poder garantizar la seguridad con cierta solvencia,
Hollande no tiene reparo alguno en reclamar ayuda militar a Europa y solicitar
la reforma de la Constitución francesa a nivel interno para endurecer la
respuesta a la ofensiva yihadista, dentro y fuera del territorio, mientras los
expertos antiterroristas admiten que en España “hay riesgo real de ataque en
cualquier momento”. Gusten o no semejantes medidas a unos u otros, sean éstas
más o menos criticables desde una especie de limbo democrático puro e
inexistente (en un mundo en el que no todos son buenos, pacíficos, transigentes
y demócratas), la necesidad, en circunstancias especiales y extremas de adoptar
medidas extraordinarias para equilibrar el binomio seguridad-libertad, como es
el caso, desequilibrado en favor de los violentos, requiere... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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