viernes, 4 de septiembre de 2015

STOP A LA TRAGEDIA MIGRATORIA


                        Ya sabemos la suerte que corrió la familia de Aylan, el niño sirio cuyo cadáver apareció en una playa turca: salvo su padre, todos fallecieron. No sin razón y desesperado el padre de Aylan, tras conocer la negra suerte de su esposa y sus hijos (se ha quedado solo en este mundo al ser el único superviviente de toda la familia), dice con la mayor de las amarguras: “que la muerte de mis hijos sirva para que no vuelva a ocurrir” y lamenta desesperadamente “mis hijos se soltaron de mi mano, no pude salvarlos”. Hoy, de una u otra forma, todas las personas decentes debiéramos sentirnos padres de Aylan y lamentarnos como su padre verdadero de que el niño se soltara de nuestras manos y no pudiéramos hacer nada para salvarlo. La muerte de Aylan, como la de otros tantos de cientos y miles de niños y adultos que huyen de la miseria, del hambre y de la violencia, debiéramos cargarla en el debe de nuestras conciencias y exigir (no sólo esperar, como hace su padre) que sea el último episodio de esta indecente tragedia, inaceptable ya no sólo desde el punto de vista político sino sencillamente desde el punto de vista humano. Entretanto el éxodo continúa y miles de inmigrantes intentaron ayer mismo alcanzar Europa, sin importarles correr la misma suerte que Aylan, mientras la comunidad internacional ofrece solidaridad pero sin medidas concluyentes (en definitiva, nada efectivo o, como mucho, muy insuficiente). España, por ejemplo, se moviliza a favor de los refugiados al margen del Gobierno que rectifica y dice que está “dispuesto a recibir a quienes corresponda”, justo cuando Madrid destina diez millones a un extenso plan de acogida y apoya a grupos de migrantes, o cuando Valencia pide a los bancos que cedan sus pisos vacíos a quienes soliciten asilo. Nada que reprochar a estas propuestas, por supuesto, pero dejando bien claro que la solución del problema de la inmigración en Europa no se puede resolver de forma aislada por ninguno de los países, ni siquiera por toda la UE, ya que la tragedia es de tal envergadura que sólo desde ámbitos superiores puede afrontarse con ciertas garantías de éxito; es un asunto tan complejo que requiere un variado conjunto de medidas en todos los ámbitos, comenzando por la solución en los países de origen de donde proceden los emigrantes y acabando nada más y nada menos que con un... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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