Mientras España y Reino
Unido exigen “soluciones globales” para la crisis migratoria, Alemania y
Austria permiten la entrada de los miles de refugiados que aguardan en Hungría,
dispuestos a cruzarla a pie, si no es por tren o carretera, en grandes colas
donde el grito desesperado más generalizado es “Merkel es nuestra madre”,
mientras que por fin Hungría acaba de decidir transportarlos hasta la frontera
austriaca. La presión ciudadana obliga al fin a los Estados a ceder con los
refugiados para que se garantice el derecho de asilo, asunto bien distinto al
de la inmigración por razones económicas, por lo que sólo estamos hablando de
una reacción positiva frente a una parte de la crisis migratoria, la de los
refugiados, y no la de la crisis global de la inmigración hacia Europa. En todo
caso bienvenida sea esta respuesta positiva por más que, si no se afronta con
“soluciones globales”, tenga cierta apariencia de chapuzas descoordinadas que
quedan al libre albedrío de los distintos gobiernos europeos. En lo que
respecta a España, Rajoy, durante su encuentro en Madrid con Cameron, ha
manifestado que “no se negará a nadie el derecho de asilo” pese a haberse
triplicado las peticiones y además ha decidido crear un gabinete de crisis para
los refugiados con siete ministerios bajo la dirección de la vicepresidenta que
convocará a ayuntamientos y CCAA para coordinar una “política de Estado” común
que, obviamente, es lo que procede “ante un asunto tan delicado”, como ella
misma dice, frente a la fácil demagogia en este tipo de problemas. De entrada
los populistas piden cambios más radicales, por lo que tanto Colau como Carmena
(principales gobernantes en manejo de presupuesto dentro del populismo)
reclaman “banderas de solidaridad” con los refugiados, pero sin explicar su
plan de acogida, que esperemos sea encauzado como es debido y no como si se
tratara del ejército de Pancho Villa. Las declaraciones rimbombantes quedan muy
bien pero no sirven para nada si no van acompañadas de un plan concreto, con un
presupuesto apropiado y con el objetivo por parte de todos de velar por los
intereses generales frente a los legítimos intereses políticos partidarios.
Esperemos que, mientras llegan esas “soluciones globales” para la crisis
migratoria en general, seamos capaces, tanto en España como en Europa, de... (sigue leyendo en
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