Como era previsible, y
más aún tras los resultados de los comicios autonómicos catalanes con tintes
plebiscitarios según Junts pel Sí, el futuro de Artur Mas se complica de forma
creciente, teniendo en cuenta además que pronto habrá de comparecer ante la
Justicia por los presuntos delitos cometidos con su anterior farsa de
referéndum, el enésimo despropósito, por no calificarlo de algo peor, cometido
por tan pintoresco gobernante supuestamente democrático. Ya no es sólo
Ciudadanos, PP o PSOE quienes le invitan amablemente a que se marche para no
hacer más daño a los españoles, incluidos especialmente los catalanes, sino que
la CUP desmonta en toda regla su diabólica hoja de ruta diciéndole que ni
presidencia de la Generalitat ni “procés” independentista y, en todo caso, para
lo primero, parece que estaría dispuesto a apoyar a Romeva, cabeza de lista de
Junts pel Sí, y para lo segundo, tras reconocer que no han ganado el “plebiscito”
(47% es menos que 52%, lo que hasta el más torpe sabe, salvo los listillos
líderes de Junts pel Sí), afirman que, en tales condiciones, no puede haber
secesión unilateral. Ya ven, hasta los más radicales antisistema, anticapitalistas,
independentistas (y todos los –istas que le quieran añadir) son más coherentes
que Artur Mas y la comparsa que ahora, menos Junts que nunca, estarían
dispuestos a defenestrarlo para dirigir la orgía antidemocrática que pretenden
seguir alimentando. La CUP, de momento, se convierte así en factor decisivo del
futuro Gobierno, poniendo en evidencia la derrota política de Junts pel Sí y
situando a Cataluña en un mar de incertidumbres, pues bien saben que, tras el
órdago antidemocrático independentista de Mas y Junqueras, es decir, de CDC y
ERC, les queda poco margen de maniobra de cara al futuro en tanto que a ellos
les queda aún un largo recorrido político reivindicándose como independentistas
y radicales pero manteniendo la coherencia de no dar saltos en el vacío
irreversibles como los protagonizados últimamente por los anteriores. Su baza
política principal es reconocer que “el plebiscito no se ha ganado” y su veto
como president a Mas (que está en las antípodas de ellos ideológicamente
hablando, aunque a Junqueras eso le importe un pepino) que anda pidiendo
negociar para seguir en el poder al precio que sea, pero sin darse cuenta de
que ya poco le queda por vender y lo poco que le queda ni los suyos se lo
quieren comprar. Hoy por hoy, Artur Mas, el malabarista de la política capaz de... (sigue leyendo en
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