En plena resaca de la
Diada de Cataluña, por si no fueran pocas las cábalas que nos hacemos cada uno
de nosotros, se añade el baile de cifras, más o menos interesado, que hacen las
distintas fuentes sobre el número de catalanes (obviamente incluidos niños y
menores) que asistieron a la marcha, convocada por los amigos independentistas
de Mas que instrumentalizan en su favor lo que debiera ser un acto festivo de
todos los catalanes. Para los convocantes, 2.000.000 de almas; para la guardia
urbana, es decir, para el Ayuntamiento de Barcelona, 1.400.000; y para Sociedad
Civil Catalana, con ayuda de una especie de recuento científico de alguna
universidad norteamericana, 530.000. En todo caso, muchos catalanes en la calle
que, comparados con los que salieron el año pasado, suponen alrededor de
400.000 personas menos si nos quedamos con los datos de la guardia urbana, pues
el dato de 1´4 millones que da sería el peor de los datos desde que Artur Mas
iniciara la ofensiva soberanista en toda regla allá por 2012, a la que, por
cierto, no asiste, haciendo alarde de su hipocresía para que parezca una movida
ajena a él mismo, aunque después recibe a bombo y platillo a los convocantes,
que, obviamente integran la lista en la que él mismo va camuflado. En todo
caso, una Diada masiva que impulsa a Mas y a la independencia (igual sucedería
si no fuera masiva) al monopolizar Junts pel Sí la marcha de los cientos de
miles de personas con las que arranca curiosamente la campaña electoral del
27-S, ya en marcha, convertida así en un acto de agitación electoral en la que
los enfervorizados participantes (entre los más de siete millones de
Catalanes), bandera estelada inconstitucional en mano, piden el voto para la
República Catalana, mientras Mas, presidente de todos los catalanes, insiste en
que no necesita lograr una mayoría de votos para proclamarla. Entretanto el
resto de presidentes autonómicos coinciden en que hay que “dialogar más,
cumplir la ley y seguir juntos”, aunque los del PP recomiendan a Rajoy firmeza,
los del PSOE flexibilidad y todos que hablen más y que el presidente catalán no
rompa España. Al final, unos y otros, intentan poner... (sigue leyendo en
No hay comentarios:
Publicar un comentario