Tal
como pintan las cosas en España no sería descabellado pensar que los españoles
somos un poco masoquistas y nos gusta complicarnos la vida, generando problemas
incluso donde no los hay o no los debiera haber. Mientras muchos españoles se empeñan
en romper España a pedazos, en denigrar a nuestros símbolos de unidad nacional,
como la bandera o el himno, en dibujar un imaginario panorama sombrío, en
consolidar un desencuentro político insalvable e incomprensible, en saltarse la
ley a la torera y en tantas otras lindezas por el estilo, mientras todo esto
pasa, algunos sucesos debieran hacernos reflexionar. Me refiero concretamente a
dos éxitos deportivos (no estaría de más que nos fijáramos en los valores del
deporte para tomar ejemplo), las dos últimas medallas, de oro y plata, conseguidas
para España respectivamente por Marcus Walz, nacido en Oxford y nacionalizado
español en 2015, y por el cubano Orlando Ortega residente en España. Por un
lado, Walz, de 21 años, que no figuraba en las quinielas, tras conseguir el
inesperado oro en piragüismo con una impresionante remontada en KI 1.000,
manifiesta “mi corazón es español y estoy muy orgulloso” mientras siente
inmensa alegría al lograr “el honor de sumar una medalla” para el país en el que
reside desde su infancia. Por otro lado, Ortega, que fue duda hasta el último
momento ya que tenía que cumplir tres años de residencia en España para poder
presentarse, tras lograr la medalla de plata en 110 vallas, manifiesta sus
“gracias a España por la oportunidad que me ha dado” y se lamenta de que algo
le faltaba durante la carrera ya que “no veía ninguna bandera española en el
estadio” y cuando le ofrecieron una de Cuba para celebrar el éxito la rechazó.
En definitiva, dos héroes por sorpresa, dos ejemplos para tantos y tantos otros
que, aun siendo españoles de nacimiento y no de adopción como ellos, denigran a
su país con comportamientos indecentes con el único objetivo de abonar un
panorama sombrío donde se favorezca sus espurios y bastardos intereses. Tras
las escenas protagonizadas en Río por estos dos atletas españoles de corazón,
es inevitable rememorar las pitadas al himno de España y al Jefe del Estado en
los acontecimientos deportivos, las quemas de banderas españolas, la exhibición
de banderas ilegales, las quemas de fotos del Rey, los gritos de “puta España”
y tantos y tantos otros comportamientos por... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario