miércoles, 17 de agosto de 2016

¿SOMOS MASOQUISTAS?


                        Tal como pintan las cosas en España no sería descabellado pensar que los españoles somos un poco masoquistas y nos gusta complicarnos la vida, generando problemas incluso donde no los hay o no los debiera haber. Mientras muchos españoles se empeñan en romper España a pedazos, en denigrar a nuestros símbolos de unidad nacional, como la bandera o el himno, en dibujar un imaginario panorama sombrío, en consolidar un desencuentro político insalvable e incomprensible, en saltarse la ley a la torera y en tantas otras lindezas por el estilo, mientras todo esto pasa, algunos sucesos debieran hacernos reflexionar. Me refiero concretamente a dos éxitos deportivos (no estaría de más que nos fijáramos en los valores del deporte para tomar ejemplo), las dos últimas medallas, de oro y plata, conseguidas para España respectivamente por Marcus Walz, nacido en Oxford y nacionalizado español en 2015, y por el cubano Orlando Ortega residente en España. Por un lado, Walz, de 21 años, que no figuraba en las quinielas, tras conseguir el inesperado oro en piragüismo con una impresionante remontada en KI 1.000, manifiesta “mi corazón es español y estoy muy orgulloso” mientras siente inmensa alegría al lograr “el honor de sumar una medalla” para el país en el que reside desde su infancia. Por otro lado, Ortega, que fue duda hasta el último momento ya que tenía que cumplir tres años de residencia en España para poder presentarse, tras lograr la medalla de plata en 110 vallas, manifiesta sus “gracias a España por la oportunidad que me ha dado” y se lamenta de que algo le faltaba durante la carrera ya que “no veía ninguna bandera española en el estadio” y cuando le ofrecieron una de Cuba para celebrar el éxito la rechazó. En definitiva, dos héroes por sorpresa, dos ejemplos para tantos y tantos otros que, aun siendo españoles de nacimiento y no de adopción como ellos, denigran a su país con comportamientos indecentes con el único objetivo de abonar un panorama sombrío donde se favorezca sus espurios y bastardos intereses. Tras las escenas protagonizadas en Río por estos dos atletas españoles de corazón, es inevitable rememorar las pitadas al himno de España y al Jefe del Estado en los acontecimientos deportivos, las quemas de banderas españolas, la exhibición de banderas ilegales, las quemas de fotos del Rey, los gritos de “puta España” y tantos y tantos otros comportamientos por... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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