Como
si las presiones de todo tipo (tanto internas como externas) no fueran parte
sustancial en la actividad política, algunos barones socialistas y algún que
otro tertuliano dicen, tras el protagonismo informativo que ha adquirido el
PSOE después del paso dado por PP y Ciudadanos hacía la gobernabilidad, que se
trata de una “presión intolerable”, como si, tal como se publica, el malestar
en C´s (como el malestar dentro del PSOE) por el inicial veto a Rajoy y la
dureza contra el PP (hoy por hoy único partido viable para conformar un futuro
gobierno) no hubiera sido una de las causas, junto a la presión empresarial, no
hubieran sido decisivas a la hora de forzar el giro de Rivera desde su inicial
“no” rotundo (tan rotundo como el de Sánchez) al hipotético “sí” actual,
pasando por la famosa abstención técnica. En el cambio de estrategia de Rivera
(como en la de los demás líderes políticos) influyen presiones de todo tipo,
desde la connivencia de Ciudadanos con Susana Díaz y el fracasado pacto
Rivera-Sánchez tras el 20-D, no del gusto de buena parte de las bases naranjas,
hasta las presiones empresariales favorables a la opción centrista decidiendo
que “se acabó el partido veleta” para seguir apostando por él, pasando por el
propio resultado electoral, los sondeos actuales y tantos otros factores que
inciden en la toma de decisiones de cualquier líder político, quien, obviamente,
es libre de asumirlas o no, tan obvio como que de su acierto u error dependerá
su futuro éxito o fracaso, que, al final, es la verdadera presión. No cabe pues
calificar cualquier presión de “intolerable”, salvo que ésta se ejerza mediante
la violencia. La realidad es que, mientras PP y Ciudadanos están decididos a
pactar medidas para atraer al PSOE, utilizando el acuerdo Sánchez-Rivera como
documento para la negociación, entre los socialistas sube la tensión mientras
Sánchez se aferra al “no” pese al riesgo de fracturar el partido, afirmando
miembros del Comité Federal que se ha enrocado para consolidar su liderazgo,
que “sólo trabaja para sí mismo” y que su estrategia pasa por forzar a los
críticos y a los barones a mover ficha. ¿Qué presiones son las intolerables?
Que Rivera invite al PSOE a unir sus fuerzas en la oposición, que inste a
Sánchez a enderezar juntos el rumbo del país, que ofrezca a Rajoy un “código
ético” a cambio de mediar ante el PSOE, que haya barones socialistas pidiendo
un Comité Federal y que Sánchez no consulte a la militancia y, como es
tradicional en el PSOE, ejerza su liderazgo con todas las consecuencias, que
Villegas, el vicesecretario general de Ciudadanos, diga que “al final el PSOE
hará ese gesto imprescindible” que permita la investidura y la
gobernabilidad……. ¡Cuál de ellas es intolerable! No diré yo que sea
intolerable, pero sí absurdo e incomprensible, que la respuesta... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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