Tras
una insoportable hojarasca de demagogia desde las elecciones del 26-J (yo diría
que desde el 20-D) en la que la mayoría de los políticos, y sobre todo los
líderes de los distintos partidos, ha hecho gala de su miopía política, cuando
no de sus egoísmos personales, por fin dos de ellos, Rajoy y Rivera, son
capaces de hilvanar un mínimo acuerdo hacia una necesaria investidura
gubernamental, que suponga una mínima esperanza de gobernabilidad durante la
legislatura. La decisión de Rivera de transitar desde el inicial veto a Rajoy y
el “no” a su investidura, pasando por la abstención “técnica” posterior, a
negociar un voto favorable a la investidura con el ganador de las elecciones,
calificada por el socialista Felipe González como “el primer acto de
responsabilidad política desde las elecciones”, ha dado sus frutos finalmente,
haciendo que lo que suele ser normal en toda Europa, la negociación política,
y, más aún si se trata de cuestiones fundamentales, como es el caso, sea
también normal en España. En efecto, desmontando las especulaciones demagógicas,
más o menos intencionadas, que vaticinaban lo contrario, Rajoy decide someterse
a una investidura pactada con Rivera a pesar de que dicho pacto no garantice su
éxito al sumar sólo 169 diputados, por tanto, el Presidente en funciones
acudirá, en contra de lo que se decía, al debate sin el respaldo suficiente
para ser elegido Presidente, mientras Sánchez mantiene su “no” rotundo a la
investidura y de momento no presenta ninguna alternativa para impedir la
convocatoria de unas nuevas elecciones, que serían insólitas en toda Europa y
el colmo de la incompetencia y la irresponsabilidad política. El PP asume pues
que la votación de la investidura puede ser fallida pero intentará sumar al
PSOE hasta el final ya que si Sánchez mantiene inamovible su “no” habrá que ir
de nuevo a elecciones. Es la triste realidad, guste o no guste, y es así de
fácil y sencillo de entender. Y curiosamente dichas elecciones, teniendo en
cuenta que la fecha fijada para el debate de investidura es el 30 de agosto,
las hipotéticas elecciones, indeseables e indeseadas, se habrían de celebrar,
según los plazos establecidos, el próximo 25 de diciembre, es decir, el Día de
Navidad. Por tanto, salvo que alguien... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario