Si tuviéramos que
mencionar el listado de políticos que meten la pata en sus intervenciones
públicas necesitaríamos folios y folios para hacerlo por escrito; además, si el
listado incluyera a los que meten la mano, con total seguridad necesitaríamos
el cuaderno entero. Por tanto, las meteduras de pata por parte de nuestros
políticos en sus intervenciones públicas (lo de meter la mano queda para otra
ocasión) son bastante frecuentes y, especialmente, proliferan durante las
campañas electorales, periodo en el que la necesidad de captar votos exige a
los líderes políticos y candidatos un plus de ingenio y habilidad, cualidades que
no siempre les adornan. En todo caso, de dichas meteduras de pata se pueden
sacar conclusiones importantes, no ya sobre la madurez y capacidad de sus
autores, sino además, si se trata de líderes importantes y representativos de
sus respectivos partidos, sobre la consistencia, coherencia y credibilidad de
su proyecto político, pudiendo, en caso de que la metedura de pata sea
descomunal, echar por tierra el crédito acumulado durante más o menos tiempo,
al poner en innecesarias dificultades a sus propios compañeros de partido y darle
oxígeno argumental a sus adversarios, quienes, obviamente, se encargarán de
amplificar el asunto en beneficio propio. Y sin lugar a dudas, se mire como se
mire, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha metido la pata estrepitosamente
vinculando la regeneración democrática española a los nacidos en democracia; es
decir, como mucho, a los que nacieron un año antes que él, y, por tanto,
excluyendo a todos los que hemos nacido antes de 1978 (más o menos la mitad de
los ciudadanos españoles), simplemente porque tuvimos la desgracia o la suerte
(¡vaya usted a saber!) de nacer durante la dictadura y, muchos de ellos, el
honor de... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)
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