En efecto, Susana Díaz,
que caprichosamente convocó elecciones anticipadas para consolidar la
gobernabilidad en Andalucía (teniéndola más que asegurada hasta finalizar la
legislatura, incluso con los presupuestos aprobados), sigue como Presidenta en
funciones, pues ni a la tercera votación ha conseguido una mayoría simple de
síes para su investidura, al obtener sólo los socialistas. Toda la oposición en
bloque sigue votando “no” a que sea investida, al igual que ha hecho en las dos
anteriores votaciones. Y, para colmo, salta el “caso Aznalcóllar” (nuevo
escándalo de corrupción en los aledaños de la Junta), dinamitando más aún la
investidura de Susana, al extremo de que Ciudadanos y Podemos rompen las
negociaciones hasta que se aclare el asunto, mientras Díaz paraliza la
adjudicación de la mina para intentar desbloquear el diálogo, en tanto que el
PP deja las reuniones. Lo extraño del caso, lo paradójico, es que la supuesta
adjudicación irregular de Aznalcollar (por cierto, el vicepresidente de Grupo
México, beneficiario, es consuegro de Jordi Pujol Ferrusola), por un lado es
ahora paralizada por la Presidenta andaluza (para algunos porque la han pillado
con el carrito del helado) y por otro lado, desde la Junta, su equipo, pone “la
mano en el fuego” por su legalidad… ¿en qué quedamos? Misterios sin resolver;
paradojas e incoherencias, como culpar a la oposición porque no permite que
gobierne la lista más votada, y, a la vez, negarse a firmar un compromiso de
gobernabilidad para que así se haga en el resto de CCAA y Ayuntamientos. En
fin, todo un despropósito, contaminado por un enrarecido ambiente electoral en
el que, ante el sálvese quien pueda, van todos contra todos y, seguramente,
ninguno a favor de la mayoría de los españoles, quienes, cada vez más
desencantados, ya ni siquiera se disponen a elegir entre lo ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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