En efecto, la amarga
victoria del PP en las recientes elecciones locales y autonómicas está generando
en el partido un caos sin precedentes. Líderes populares dimiten en cadena y
cuestionan a Rajoy, señalándole un camino que, en principio el Presidente no
piensa tomar. No obstante, su inicial resistencia a hacer mudanzas, parece que
se ha doblegado ante una evidente ofensiva de buena parte de sus propios
barones territoriales que plantean una “clarísima renovación generacional”, en
boca del castellano-leonés Juan Vicente Herrera, secundada por Rudi, Bauzá y
Fabra, quienes anuncian su intención de marcharse, advirtiendo a Génova que “el
votante nos pide cambio de actitud, de gente y de roles” y dudando incluso de
que Rajopy sea el candidato ideal para las generales. Con su anunciada retirada
abren en todo caso el camino a una necesaria renovación que, en todo caso, no
puede (como sucedió en su momento con el PSOE) consistir simplemente en un
cambio de caras. Por tanto, Rajoy acepta por fin cambiar la cúpula del PP para
evitar otro fracaso electoral o, dicjo de otro modo, otra amarga victoria en
las generales. Y, obviamente, ante semejante escenario cada cual saca sus armas
(es típico y tópico en estos casos) para intentar situarse en la mejor de las
posiciones. Ministros y dirigentes del PP piden a Rajoy la sustitución de
Cospedal (alguien tiene que pagar los trastos rotos), mientras él, aceptada la
necesidad de cambios, manifiesta: “Iremos tomando las decisiones más oportunas
para afrontar las elecciones”, en tanto que no basta quienes, desde el
mismísimo Gobierno, critican a la mismísima vicepresidenta y se quejan de.... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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