sábado, 9 de mayo de 2015

CAMERON NO GANA, BARRE

                        Contra todo pronóstico, en unos previsibles comicios, calificados como los más disputados y, por tanto, de resultados más inciertos en cuatro décadas en el Reino Unido, el conservador Cameron da una sorpresa monumental y no sólo gana en las elecciones sino que lo hace con mayoría absoluta, disipando todos los temores de una más que previsible ingobernabilidad, vaticinada por todas las encuestas. En todo caso, su triunfo compromete de alguna forma el futuro del Reino Unido en la UE pues Cameron se ha comprometido a celebrar en 2017 un referéndum al respecto (ya ganó por los pelos el anterior, sobre el futuro de Escocia), lo que empieza a provocar reacciones en Europa. El contundente e inesperado triunfo de Cameron ha provocado un verdadero reguero de cadáveres políticos con una oleada de dimisiones sin precedentes. El laborista Ed Miliband, el liberal-demócrata Nick Clegg y el ultraderechista Nigel Farage dimiten ante tan contundente descalabro, pues, entre los partidos de la oposición, sólo los independentistas escoceses (¡quién lo diría!), con un rotundo triunfo, beben hoy, junto a los conservadores británicos las mieles de la victoria. Cameron, que, tras el “tsunami tory”, gobernará obviamente en solitario, ya ha prometido conceder más autonomía a Escocia. Sus grandes retos de cara al futuro inmediato, además de la cuestión económica, son, indiscutiblemente, el encaje de Reino Unido en la UE, por un lado, y el encaje territorial interno, por otro. Dice Santamaría, la vicepresidenta española, que “hay similitudes con lo que va a ocurrir en España”, augurando el Gobierno que las elecciones españolas seguirán el patrón británico. Puede que no le falte razón aunque hay que tener presente que nada tiene que ver la ley electoral británica (sistema mayoritario que sólo otorga escaño al candidato más votado de cada circunscripción) con la española, pues aquí sería impensable, por ejemplo, que un partido con el 12´6% de apoyos obtenga sólo un escaño, como ha sucedido con el eurófobo y antiinmigración UKIP, la tercera fuerza más votada. Por tanto, aunque sociológica y políticamente pueda haber no pocas similitudes, el escenario político español a nivel de reparto de escaños, sería más parecido al que hoy mismo se da en Andalucía, paradigma de la dificultad de los pactos para formar mayorías estables, por lo que, ante ello, los partidos mayoritarios alertan contra ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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