Andan los distintos
partidos políticos intentando salir del laberinto político andaluz en el que
Susana Díaz ha metido la gobernabilidad de Andalucía. Una vez más se demuestra
que, habiendo un gobierno estable (el pactado con IU), cuando por meros intereses
personales se adelantan los comicios, lo más probable es que, en vez de
mejorar, empeore la situación (y si no que le pregunten a Artur Mas cuando
innecesariamente decidió hacer lo mismo que Susana). Lo cierto es que Susana
Díaz, para intentar arreglar el entuerto lo antes posible, en su discurso de
investidura (frustrada en principio en primera vuelta) intercala concesiones a
Ciudadanos, Podemos y PP con el objetivo de que, si ninguno de ellos está por
la labor de establecer un pacto de gobierno con ella, al menos decidan dos de
ellos abstenerse en segunda votación para que el PSOE de Susana pueda gobernar
en minoría. Y, producto de estos juegos malabares, no debe extrañar que la
candidata socialista y presidenta en funciones, por decisión propia, caiga en
nuevas contradicciones, que la hacen menos creíble aún, como, por ejemplo,
prometer a Ciudadanos menos impuestos y a Podemos más gasto, o, simplemente,
intentar pactar en Andalucía lo que Sánchez, su jefe (al menos en teoría) no
apoyó en el Congreso de los Diputados, ya que las medidas anticorrupción vienen
a coincidir con el plan de regeneración de Rajoy. Apela Susana a la
responsabilidad de los partidos para que ayuden a la gobernabilidad de
Andalucía. Y no le falta razón, pero debiera comenzar por reconocer su
irresponsabilidad cuando caprichosamente decidió romper la gobernabilidad
anterior y, al salirle el tiro por la culata, ya saben… quien siembra vientos
recoge tempestades. En fin, que su cóctel de propuestas para contentar a los
grupos no convence a nadie: Rivera cree insuficientes las medidas
anticorrupción que propone, mientras Iglesias pide... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario