Un avión militar de
transporte en pruebas se estrella en Sevilla al despegar causando la muerte de
cuatro personas y dos heridos graves. Era su primer vuelo de prueba. Se trata
de un Airbus, la joya de la corona de la industria aeronáutica europea, que
ahora queda en entredicho, tras la tragedia humana causada. Por lo visto era
más que sabido que el modelo A400M, es decir, el avión siniestrado, tenía
“ineficiencias significativas” y el propio consejero delegado de la empresa
advirtió en febrero de que no estaba en una “situación idónea”. Inmediatamente
cabe preguntarse ¿qué razón avala que un avión se ponga en vuelo con semejantes
ineficiencias y sin la idoneidad contrastada? De entrada, como respuesta, una
manifiesta irresponsabilidad por parte de quien tenga la pertinente
competencia, pues, visto lo visto, a todas luces, el infierno aéreo de Sevilla
era perfectamente evitable, tanto las muertes y heridas de las personas
citadas, como el desprestigio de la industria militar europea que, sin duda, se
verá afectada de forma muy negativa, cuando, nada menos que siete países
esperan aviones de transporte como el siniestrado, el mayor avión militar de
hélice del mundo con cuatro motores, que, en este caso, iba a ser entregado a
Turquía próximamente. De entrada y mientras dura la investigación (tanto la
judicial como la interna de la empresa) sobre el siniestro (todo apunta a un
fallo mecánico) para conocer exactamente las causas del mismo, tanto Alemania
como Reino Unido han decidido paralizar sus aviones A400M, sin conocer, de
momento, el destino de los que tienen pedidos (el Ejército alemán, por ejemplo,
que recibió a finales del año pasado el único que tiene de un pedido de 53
aviones, esperando que les fuesen entregados 18 este año). Sin duda alguna un
verdadero varapalo para... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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