Cualquier noticia, cualquier problema,
cualquier evento, cualquier suceso, hasta el momento, queda eclipsado hoy por
el atroz atentado contra la sede de la revista satírica francesa “Charlie Hebdo”
en Paris que ha dejado 12 muertos, entre ellos el director, tres dibujantes y
dos policías. Tres asaltantes encapuchados, tras cometer su sanguinaria
matanza, huyen, rematando a quienes se encontraban heridos aún con vida, al
grito de “¡Alá es grande!”. Teniendo en cuenta que dicha revista publicó hace
tiempo unas caricaturas de Mahoma, se podría pensar que el atentado obedece a
una especie de intolerable venganza, concreta y puntual, por parte de
yihadistas radicales, pero el asunto es más grave aún. Ni siquiera se trata de
un ataque a la libertad de prensa o a la libertad de expresión, aunque también,
sino de un ataque frontal y directo al sistema de libertades que goza
Occidente, cuyos países son víctimas de semejantes atrocidades desde hace algún
tiempo, como es público y notorio. Pero lo más trágico aún es que los
terroristas, ya identificados, son ciudadanos franceses de origen árabe,
nacidos en Francia, el país que acogió a sus progenitores emigrados del norte
de África, aunque, eso sí, entrenados al parecer por el Estado Islámico en
Siria, dándose la paradoja de que uno de los policías acribillados en el asalto
y rematado por uno de los terroristas, también era... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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