En su primer discurso como Rey en la
tradicional Pascua Militar, Felipe VI dice tajante que “mandar es servir”
añadiendo que “no habrá día en el que deje de recordarlo” y anima a las Fuerzas
Armadas a “administrar los recursos de la forma más eficaz”, mientras elogia al
Ejército por haberse adaptado a los recortes en tanto que comparte su
“preocupación” por la falta de medios. Un discurso correcto en las formas y en
el fondo que, como el tradicional de fin de año, es valorado como muy positivo.
Lástima que, si entendemos “mandar” como ejercer las responsabilidades
encomendadas a los distintos cargos públicos, muchos de los que lo ejercen no
tengan ese sentido profundo de servicio a la ciudadanía y a los intereses
generales, que esencialmente debiera inspirar la conducta de todo aquel que
voluntariamente acepta ser investido como tal. Muchos de los graves problemas
que sufre la sociedad española quedarían sustancialmente reducidos si así
fuera. Bien por Felipe VI al definir sencillamente en que consiste el mando, y
muy bien en insistir que lo recordará diariamente, pues falta hace que, quienes
tienen claro el concepto, no lo olviden jamás y quienes no lo tengan, tomen
conciencia de que debieran dedicarse a otra cosa, poniendo en práctica el verbo
dimitir, tan poco frecuente en nuestros lares, cuando, seguramente, sería el
mejor de sus aciertos. Por su parte, el Ministro Morenés, no exento de razón,
pide una “inversión permanente” en Defensa, acorde a la amenaza yihadista, en
tanto que su ministerio ultima un museo militar en Barcelona. Y, como era
lógico y merecido, el nuevo Rey dedica... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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