Manifestar que delinquir en España no es mal
negocio no es nada descabellado y, menos aún, si se delinque por asuntos de
corrupción, es decir, por llevárselo crudo. Valga como muestra que en esta
legislatura (las anteriores no se llevarían mucho en proporción) de los 170
políticos, empresarios y comisionistas ilegales que han sido condenados por
corrupción (de los que no se les ha podido condenar, mejor ni hablamos) sólo 35
de ellos permanecen hoy encarcelados, lo que supone, más o menos, que sólo dos
de cada diez chorizos por corrupción tienen una pena de cárcel significativa.
Si a ello añadimos las rebajas y premios por buen comportamiento carcelario
(son chorizos, pero no imbéciles) lo normal es que duren en la cárcel menos que
un pastel en la puerta de un colegio. Y del dinero robado, ¿qué? No extraña
pues que la gente esté hasta las narices del asunto y, por ello, tampoco
extraña que en este año electoral casi todos los partidos pretendan hacernos
creer que se toman en serio el asunto proponiendo medidas anticorrupción, como
pretende hacer el PSOE en su programa electoral, priorizando la regeneración y
los derechos sociales como objetivos para las municipales. Sin embargo, extraña
que no se apruebe por unanimidad en el Congreso un paquete de medidas de forma
urgente, como parce que va a suceder con las que propuso Rajoy a finales de
año. Curiosamente todos los partidos, o la inmensa mayoría de ellos, tal como
dice un informe del Tribunal de Cuentas, acumulan irregularidades fiscales y
falsedades documentales en sus respectivas contabilidades de 2012, último año
auditado, por lo que Fiscalía ve indicios de delito en las finanzas de los
mismos. Por tanto, todos debieran no sólo ofertar una batería de medidas
radicales al respecto, sino además apoyar las que viniesen de los contrarios.
No basta, aunque me parece muy bien, con que la Comunidad de Madrid pida ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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