Ahora resulta que, según el ex Molt Honorable
Jordi Pujol, su fortuna oculta en Andorra “era como una hucha”, según ha
declarado al juez intentando justificar con una supuesta carta de su padre, que
no aporta al juzgado, el origen de la misma. Según la historia rocambolesca que
cuenta Jordi, su fallecido padre remitió unas cartas a su esposa en las que le
explicaba el origen de los 140 millones de pesetas que le transfirió a ella en
exclusiva, dejando fuera del legado patrimonial a su cuñada, la hermana de
Jordi, quien, como ya saben, cuando su hermano publicó que el dinero procedía
de una herencia de su padre le contestó asombrada “Jordi, ¿de qué herencia
hablas?”. Una historia como la del cuento de la lechera, pero con final feliz,
que, por arte de magia, se ha transformado con el paso de los años en la
inmensa fortuna actual (en euros) que disfruta toda la familia, que, como ya
saben, tiene a casi todos sus miembros imputados por diversos delitos de
corrupción. Pero el actual patriarca tiene explicaciones para todo y, como es
imposible que, a diferencia del milagro de los panes y los peces, el
enriquecimiento desorbitado obedezca a causas sobrenaturales, atribuye la
gestión de dicha fortuna oculta a dos personas, lamentablemente fallecidas,
que, obviamente, nada pueden aclarar al respecto. Y, para rematar la faena, la
misteriosa decisión de su padre de dejárselo todo a su nuera Marta Ferrusola y
a sus nietos, los hijos de Marta y Jordi, sin incluir a éste y a su hermana, es
porque no tenía buena relación con su hijo a causa de... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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