La contundente e indiscutible victoria de
Syriza en Grecia, quedando sólo a dos escaños de la mayoría absoluta, genera
una oleada de sentimientos encontrados, no sólo en Grecia sino en el resto de
Europa y, si me apuran, en ámbitos que trascienden el mapa europeo, levantando,
según el color político de unos u otros, alegrías o tristezas desbordadas que
sólo el tiempo y los hechos concretos las harán volver a su cauce. Por tanto
desde el principio, convendría esforzarse en hacer análisis objetivos de la
situación para sosegar los ánimos de unos y otros, evitando la confusión entre
deseo y realidad que, sin duda, generaría una esquizofrénica frustración
colectiva en un futuro más o menos próximo. Hay que aclarar que porque un
partido radical de izquierdas haya ganado en Grecia, ni se hunde el mundo, ni
la UE se desmorona, ni se avecina el caos, ni los griegos pasarán de la miseria
a la opulencia, ni de la austeridad al despilfarro, ni el sur se rebelará
contra el norte, ni nada por el estilo. Que el pueblo griego, como es su
derecho, siguiendo las consignas de Tsipras, haya apostado de forma contundente
por los deseos, que la mayoría compartimos, para nada cambia la cruda realidad
que están viviendo los griegos, ni las dificultades que atraviesa la Eurozona.
A lo sumo sólo genera innecesarias incertidumbres a causa de la agresividad
manifiesta sin precedentes de Tsipras contra la UE y sus instituciones. Al
final, que de todas las miserias griegas, como sucede en otros países, se culpe
casi en exclusiva a la perversa Troika, porque, a través de perversos gobiernos
moderados, disfruta con que los diversos pueblos se mueran de hambre, sólo
sirve para ganar unas elecciones, pero no para ... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario