Sin duda alguna hoy es un día trascendental
para Grecia y, por qué no, también para Europa. Grecia, destrozada y arruinada
por demasiados años de crisis, afronta unos comicios que, según las encuestas,
pueden dar un giro de ciento ochenta grados en su relación con la UE de la que
forma parte. No en vano algunos titulares señalan que la izquierda es favorita
con el futuro de Europa en juego. Pero no una izquierda tradicional, según el
patrón de moderación a que desde hace décadas estamos acostumbrados en la
alternancia con la derecha en Europa. No una izquierda como la que representa
Renzi en Italia u Hollande en Francia, moderada y progresista, con los pies en
la tierra y consciente de las limitaciones de una realidad difícil y
preocupante. Es una izquierda rupturista y antisistema la que puede hacerse con
el Gobierno griego si las encuestas están acertadas. Se trata de Syriza, una
izquierda radical que promete “restaurar la dignidad” nacional mientras
Bruselas estudia fórmulas para negociar nuevas ayudas para intentar salir de la
caótica situación que padecen los griegos, la peor de todos los europeos, que
ahora ya no tienen miedo a que les gobierne Syriza, mientras Samaras, el líder
de la derecha griega, confía todavía en los indecisos para impedir que la
gobernabilidad o ingobernabilidad (según los gustos) de los griegos caiga en
manos de Txipras, el radical líder de la izquierda. Un líder que ha ido
moderando su discurso rupturista para ampliar sus apoyos pero que sigue
prometiendo a los griegos el oro y el moro mediante una ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es)
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