“Santa Rita, Rita, lo
que se da no se quita” es lo que debe pensar Rita Barberá, pues se resiste a
marcharse y dejar su acta de senadora tras confirmarse que será investigada por
el Tribunal Supremo por presunto blanqueo de capitales en el grupo popular
municipal de Valencia. Al parecer, alega la ex alcaldesa que no quiere dejar su
escaño porque “los estatutos del PP la avalan” aunque está dispuesta a abrir
“un periodo de reflexión”, mientras Génova la empuja a dimitir para quitar presión
a Rajoy, al extremo de que Maíllo ha mediado para pedirle un “paso atrás”
después de hablar con el Presidente, pues, no en vano, la sucesión de
escándalos limita las opciones de gobernar del PP, ya que Ciudadanos, con toda
la razón del mundo, amenaza con retirar su apoyo a Rajoy si la senadora sigue
en el cargo. Por otra parte Bárcenas renuncia a la acusación al PP por destruir
de sus ordenadores (un mínimo alivio sin duda) antes del juicio del “caso
Gürtel”, que trae cola, mientras que Podemos y Ciudadanos exigen a Fiscalía que
no permita que Matas (ha pactado con el fiscal confesar sus delitos a cambio de
no entrar en la cárcel) se libre de la cárcel rebajando su petición de penas
por estar dispuesto el ex presidente balear a colaborar con la Justicia. Es
obvio que la corrupción resta margen al PP para formar Gobierno y, por si no hubiera
bastante, un asunto que nada tiene que ver con la corrupción pero sí con un
tremebundo error político, el asunto Soria, se añade al cúmulo de despropósitos.
En efecto, tras el acuerdo de Ciudadanos y el PP para que De Guindos comparezca
en la Comisión de Economía y no en el Pleno del Congreso para explicarlo (al
fin y al cabo lo importante era dar explicaciones del ya caduco asunto tras la
retirada de Soria, aunque algunos insistan en lo contrario e incluso apunten
hasta a Pastor como protectora de Guindos, achacándole que es quien impide que
comparezca en el Pleno), el Ministro de Economía comparece, entre críticas de
la oposición, y defiende ante los parlamentarios comisionados el carácter
técnico y no político, aunque discrecional, del pretendido nombramiento de
Soria, reiterando que tenía el perfil “más adecuado” para el Banco Mundial,
tratándose de “un nombramiento técnico, no político” en que, como tal, “el
Gobierno no participó” y ni siquiera requería pasar por el Consejo de
Ministros. Pero, como se esperaba, la comparecencia supuso fuertes críticas, no
técnicas y sí políticas, a De Guindos con duros ataques por su defensa del
fracasado nombramiento de Soria al extremo que pedirle su dimisión por avalarlo
y su renuncia como ministro. Ni tanto, ni tan calvo; ni tanto ruido por lo de
Soria, ya resuelto e intencionadamente sobredimensionado, ni tan... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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