Carles Puigdemont, el
sucesor de Artur Mas en el liderazgo del desatino independentista, mientras
anuncia con cierta solemnidad que participará durante la Diada en una
manifestación independentista, convirtiéndose así en el primer President que lo
haga en plan callejero, manifiesta que “demostraremos al mundo que vamos a
convertirnos en Estado independiente y que queremos hacerlo a la catalana
manera”, lo que ya de entrada pone de manifiesto, para sonrojo de los propios
catalanes y estupor del resto de españoles y demócratas del mundo, que su
“catalana manera” de hacer política y administrar los recursos públicos
consiste en liderar en la calle la rebelión contra el Estado, al que, como
representante del mismo en Cataluña, está obligado a representar y defender en
vez de agredir y atacar, es decir, la “catalana manera” de Puigdemont, que
supera a sus antecesores en cuanto a echarse a la calle el día de la Diada (los
anteriores tenían al menos la mínima decencia de hacerlo sólo desde los
despachos), consiste en practicar el más puro totalitarismo antidemocrático sin
careta alguna. En efecto, según anuncia el totalitario President, estará en la
concentración de Salt, seguramente para contrarrestar el protagonismo
totalitario de la alcaldesa Colau en la de Barcelona, en una diabólica carrera
por ver quién es el más cerril contra el Estado de Derecho, que legitima a
ambos para detentar las responsabilidades públicas que tienen. Mientras tanto,
la Fiscalía acusará a Artur Mas, el padre político de Puigdemont, por el
esperpéntico 9-N después de la Diada, previendo solicitar penas de
inhabilitación para el ex President, para Ortega y para Rigau, en tanto que el
desafío de Puigdemont con su anunciada presencia en la manifestación
antiespañola tras el aviso de la “vía penal” de la Judicatura, intenta ser
vendida a los catalanes cínicamente como la respuesta inquisitorial del Estado
Español a quienes piensan de forma distinta al Gobierno de España cuando, en
realidad, simplemente se trata de tímidas respuestas judiciales contra los
delitos cometidos por los dirigentes independentistas catalanes en su fascista
agresión contra las normas legales que todos los españoles, incluidos los
catalanes, nos hemos dado democráticamente. Lo preocupante es que buena parte
de los catalanes, influidos por el cínico planteamiento de los gobernantes
independentistas y su arbitraria manera de dirigir las instituciones, estén
dispuestos a respaldar el manifiesto totalitarismo de quienes a costa de lo que
sea están decididos a conseguir la independencia de Cataluña por métodos
ilegales, descartados en... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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