Cómo era de esperar la
mayoría de la Ejecutiva del PSOE que dirige Pedro Sánchez ha presentado su
dimisión “debido a discrepancias con las decisiones del Secretario General” lo
que, acorde con los Estatutos del PSOE, supone la renuncia de la Ejecutiva, incluido
el propio secretario general, y la elección de una Gestora que tome las riendas
del partido con el mandato ineludible de convocar un Congreso Extraordinario en
el que se elija una nueva Ejecutiva y el resto de órganos dirigentes del mismo.
Así ha sido siempre en el PSOE, así se supone que debe seguir siéndolo hoy y
así, mientras no se decida lo contrario, seguirá siendo en el futuro. Pero
Sánchez se declara en rebeldía frente a lo que dicen los Estatutos del partido,
que vienen a ser para los militantes lo que la Constitución es a los españoles,
por lo que el acatamiento a los mismos debe ser un asunto indiscutible. El
atrincheramiento de Sánchez tras su cese como Secretario General ahonda más aún
en la crisis histórica entre los socialistas españoles, pues, si no fuera poco
la desobediencia de Sánchez a las decisiones del Comité Federal que le impedía
negociar con los podemistas y su chulería manifestando que no dimitiría pasara
lo que pasara en la reunión próxima del mismo, al quedar obviamente sin funciones
por dimisión de la mitad más uno de los miembros de la Ejecutiva ignora la
decisión y se queda al frente de una minoría de la misma, mientras con toda
razón los dirigentes dimitidos niegan legitimidad al rebelde líder y a su
equipo, esperando que una Gestora conduzca el partido hasta un congreso.
Dinamitado el partido, Sánchez y su equipo se atrinchera en el mismo
maniobrando para resistir hasta las primarias del 23 de octubre aunque los
dimitidos y otros muchos socialistas, acatando los Estatutos, ya no le
reconozcan como Secretario General y esperan que el Comité de Garantías
disuelva hoy mismo la dirección del partido, mientras el líder, en vez de
dimitir, acusa a los críticos de instigar un golpe contra las bases y pide un
congreso ya en el que, desde su poder como dirigente, pueda ser reelegido con
mayor facilidad. El PSOE, hoy por hoy, queda inexorablemente partido en dos
mitades irreconciliables o, como dice Sánchez contestando a Felipe González
pero sin desmentir que le dijera que se abstendría en segunda votación en la
investidura de Rajoy y se quedaría como líder de la oposición, en dos bandos,
los partidarios de la abstención (como Felipe, según Sánchez) o los del no es
no a Rajoy (como él mismo), mientras se pregunta en qué bando de los dos está
Susana Díaz. Obviamente nada dice sobre que el bando del... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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