Ya era hora. Por fin todas las reticencias de
Pedro Sánchez han sido superadas por el sentido común y, finalmente, incluso en
La Moncloa (donde no quería) el líder de la oposición ha firmado un “pacto
antiterrorista” (una batería de medidas antiterroristas) con Rajoy que,
obviamente será tramitada en el Congreso de los Diputados, donde tanto PP como
PSOE (el 85% de la representación popular en la Cámara) buscarán que se sumen
al mismo el resto de fuerzas políticas, aunque es bien sabido que algunas jamás
lo harán para mantener sus dosis de hipocresía. Así, PP y PSOE, como debe ser,
logran el primer pacto de Estado por el bien y para mayor seguridad de toda la
ciudadanía, que es lo que hay que hacer cuando determinados asuntos están muy
por encima de los legítimos intereses partidarios. Sánchez y Rajoy salvan el
principal escollo del pacto, la “prisión permanente revisable” (para algunos,
cadena perpetua, que no lo es), contemplada en la reforma del Código Penal y
recurrida al Constitucional por Sánchez, con la fórmula de “pena máxima” para
atentados terroristas, con el compromiso de respetar ambos el acuerdo aunque se
cambiasen las penas. En todo caso, al margen de que siempre caben
interpretaciones para todos los gustos, cuesta creer este rechazo frontal por
parte de algunos a la “prisión permanente revisable” como máxima pena por
delitos monstruosos, que contemplan cantidad de estados democráticos (Austria,
Bélgica, Italia, Luxemburgo, Holanda, Alemania, Gran Bretaña…), poco dudosos de
saltarse derechos humanos a la torera o de evitar el objetivo de reinsertar al
condenado a la sociedad, ya que, precisamente el matiz de “revisable”,
diferencia sustancial de la clásica “cadena perpetua” (por más que algunos así
quieran presentarlo para hacer proselitismo político y engañar a la gente), es
el que, en caso de ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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