Son algunos de los términos que se escucharon
ayer en el debate sobre el estado de la Nación, un espectáculo bochornoso e
indigno de parlamentos democráticos consolidados y serios. Con un lenguaje casi
barriobajero, en el que cayó incluso el propio Rajoy, no haciendo gala de su
peculiar flema al decir a Sánchez “No vuelva usted aquí a hacer y decir nada.
Ha sido patético”, los nuevos portavoces y alguno de los viejos, se despacharon
bien llamándole desde “capo” a “sinvergüenza”, que Sánchez lo extendió a todo
el grupo popular (“Traen propaganda pero no la razón. No tienen vergüenza”, fue
la frase), hasta “ladrón” o “mentiroso”, para regocijo y aplauso de sus
respectivas bancadas por el alto nivel argumental de unos u otros. Era obvio
que lo menos importante para nuestros representantes políticos era el estado de
la nación y, cada uno de ellos, a remolque con su peculiar España en blanco y
negro o en colores, sólo buscaba reivindicarse ante los suyos, en algunos casos
con una clara clave interna, que el propio Rajoy, más veterano en estas lides,
intentó usar en su provecho, como al decir a Sánchez “Me lo tomo yo a usted más
en serio que muchos en su partido”. Por tanto con descalificaciones gratuitas,
ni siquiera se reparó (a nadie le interesaba) en algunas de las propuestas, con
claros matices electoralistas, que prometió el Presidente del Gobierno en su
exposición inicial (como las ayudas de 1.200 euros a familias monoparentales,
la segunda oportunidad para quitas o aplazamientos, ayudas a autónomos con
bonificaciones, tarifas reducidas para contratos indefinidos…), ni en valorar
los evidentes buenos resultados macroeconómicos, ni en reconocer que fue bueno
eludir el rescate tipo Grecia (que ni le reconocen, cuando se empeñó en ello),
ni nada de nada… Ni siquiera para, reconociendo la mejor situación descrita por
Rajoy, exigirle la inmediata puesta en funcionamiento de medidas urgentes para
la gente que peor lo está pasando en nuestro país. Ni siquiera para valorar la
viabilidad o no de los tres millones de empleos prometidos por Rajoy a razón de
unos 500.000 anuales, ni el previsto crecimiento del 2´4% del PIB para este año…
Y, entretanto, Iglesias, que, hoy por hoy, no tiene ni un diputado en el
Congreso, exigiéndole desde la calle a Rajoy un ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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