En la reciente cumbre europea, como era de
esperar, Tsipras, aunque por cuestión de imagen no lo haga ante su electorado
griego y aparente lo contrario, se queda con muy escasos apoyos a pesar de las
sucesivas rebajas que ya ha hecho de aquellas pretenciosas promesas
electorales, como si fuera el llanero solitario, que, a la vista está, sólo le
sirvieron para engañar a muchos griegos que, confiando en sus inviables
promesas, le permitieron ganar las elecciones. Aunque ya de aquella promesa de
impago de la deuda se pasó a la quita, y de la quita al pago de la deuda completa,
quedándose la reivindicación sólo en una petición de mayor facilidad para
pagarla; y, aunque ya se pasó de la negación de la Troika como interlocutor
válido y de la demonización de Merkel (a cuyo país le deben más dinero que al
resto), para aceptarlos como es debido, incluso con afectuosos saludos y
sonrisas, por protocolarias que sean, lo cierto es que desde la UE, única zona
a la que de momento puede recurrir Grecia para que le saque las castañas del
fuego (salvo que prefiera ir de Guatemala a Guatepeor, mirando a Rusia, que
estaría encantada), ya le han dejado a Tsipras las cosas bien claras, tan
simple y sencillo como exigirle que debe cumplir lo comprometido, por lo que
sólo habrá acuerdo, como es lógico, si “cumple las normas” como cualquier otro
socio del club europeo. El propio Rajoy, al que Tsipras acusa de actuar por los
problemas políticos que hay en España, razona su exigencia de cumplimiento en
que “España prestó a Grecia en buenas condiciones y no nos sobra el dinero”,
recordándole el Gobierno español que con los 26.000 millones de euros que se
nos debe se podían haber ahorrado los españoles buena parte de los sacrificios
realizados tanto en incremento de impuestos como en recortes de los servicios
públicos. Carecería de sentido pues ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario