miércoles, 4 de febrero de 2015

CARCAS Y PROGRES

                        Dice Adela Cortina, Catedrática de Ética y Filosofía Política en la Universidad de Valencia, que “tendemos a dividirlo todo de antemano entre carcas y progres, y eso hace imposible el diálogo”. Y no le falta razón. Las decisiones sobre multitud de asuntos, muchos de ellos de vital importancia para la ciudadanía, y las propuestas de solución a los problemas planteados, la mayoría de las veces ni siquiera son debatidas desde el raciocinio por los partidos políticos, siendo rechazadas o apoyadas sin más y “a priori” por el mero hecho de haber sido propuestas por carcas o progres, como si unos u otros estuvieran incapacitados para afrontar dichos asuntos y para aportar soluciones, o como si unos u otros tuvieran casi en exclusiva la posesión de la verdad sobre los mismos. Por tanto, si tenemos en cuenta que, precisamente, la democracia, para ser auténtica y eficaz, ha de basarse en el diálogo casi permanente, que la enriquece, semejantes prejuicios apriorísticos a la hora de tomar decisiones sobre los problemas que tienen los ciudadanos lastran severamente la salud democrática de nuestra sociedad, condenada injustamente a una polarización partidista lamentable en la que por encima de los argumentos razonados y razonables prima el color político que se atribuye de antemano a sus proponentes. Es la indecente tarea a que se dedican no sólo los líderes políticos, para, a falta de argumentos, arrimar el ascua a su sardina por la vía de la irracionalidad, sino que también lo hace la mayoría de los generadores de opinión, directa o indirectamente a su servicio, quienes, casi al dictado de la correspondiente etiqueta previa de carca o progre, actúa, bajo la apariencia de informadores objetivos en las múltiples tertulias televisivas o radiofónicas, comenzando por los moderadores o presentadores, convertidos en tertulianos de lujo al... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)

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