Seguramente con la
intención de que el Tribunal Supremo de España reactivara la euroorden de
detención contra él para ser detenido, Puigdemont se apunta a un debate en
Copenhague y, tras publicarlo a los cuatro vientos, viaja a Dinamarca,
intentando allí aprovechar el evento para vender su peculiar democracia directa
y libre por encima de leyes y constituciones y, a su vez, seguir poniendo a caldo
al Estado Español y a su democracia homologada y homologable con el resto de
democracias de los países de la UE. Sin embargo el tiro le sale por la culata.
De un lado el Supremo entiende que Puigdemont quería ser detenido en Copenhague
de cara a la esperpéntica investidura que pretende y no reactiva la euroorden
de busca y captura, desmontando su estrategia para poder delegar el voto, como
el encarcelado Junqueras, y evitando así su pretendida investidura-tramposa,
pues su arresto le hubiera forzado a permitirle el voto y la elección a
distancia del dirigente fugado, siendo obvio, según el juez, que “su jactancia
al desplazarse busca burlar el orden legal que rige la actividad parlamentaria”
y que “quería ser detenido para ser Presidente”, tras haber sido propuesto por
el Parlament como candidato a President de Catalunya (a pesar de su condición
de prófugo de la Justicia) en un redoblado pulso del separatismo al Estado de
Derecho. Y de otro lado, durante el citado debate en Copenhague, Puigdemont,
tras su discurso en defensa de su proyecto y en contra de las maldades de
España, queda mudo y sin respuestas ante las certeras preguntas y reflexiones
de una profesora, Marlene Wind, que participaba en el evento, tan sencillas
como: “¿democracia es sólo votar o también respetar el Estado de Derecho?”,
“¿qué hacemos con el 57% de los catalanes no independentistas?”, “¿no teme
polarizar la sociedad?”, “¿piensa usted en la inestabilidad que crea en
Europa?”, “¿quiere balcanizar España?”, “votasteis también a favor de la
Constitución, ¿no debe ser respetada?, ¿no es eso también Democracia?”,
“¿espera que Cataluña se convierta en un país de la UE en el futuro?”, “¿cree
que será el caso cuando se ha quedado solo en su lucha por la
independencia?”, “¿le gustaría que en Europa
hubiera 200 o 300 naciones? Putin estaría contento con la fragmentación”…..
Mutis por el foro y sin respuesta alguna; Puigdemont, que citó tres veces a
Franco y retorció estadísticas y argumentos en la Universidad de Copenhague,
siendo muy aplaudido por los estudiantes como si se tratara del colega gracioso
y rebeldillo, quedó en evidencia ante Marlene Wind y se quedó con eso… con
Franco. No en vano, tras el esperpéntico show de Puigdemont, la politóloga
Wind, probablemente estupefacta, ha declarado después que... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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