La prisión preventiva de
un presunto delincuente se sustenta en el riesgo de que pueda destrozar pruebas
del delito que se le imputa, de que pueda huir para eludir la Justicia o de que
peligre su reiteración delictiva si queda en libertad. Son las causas por las
que decenas y decenas de presuntos delincuentes investigados judicialmente
están encarcelados preventivamente, como, entre otros, sucede en el caso más
reciente del presunto asesino de Diana Quer, de quien nadie en su sano juicio
pediría su libertad. Pues bien, salvando las distancias y la diferente naturaleza
de los presuntos delitos, es lo que sucede con Junqueras y compañía, con la
agravante además de que el ex vicepresident catalán no está dispuesto a
renunciar a la ilegal “vía unilateral”, tal como se desprende de su reciente
declaración ante el Supremo, quien, obviamente, ha decidido mantenerle preso
para evitar que pueda seguir delinquiendo mientras se desarrolla la
investigación judicial. ¿Se imaginan que el juez pusiera en libertad a “El
Chicle” si además el presunto asesino y violador dijera que sigue apostando por
reiterar los delitos por los que se le está investigando? Seguro que ni se lo
imaginan. Esta es pues la razón, y no otra, por la que el Supremo ha decidido
por unanimidad rechazar el recurso de Junqueras, pidiendo su excarcelación con
el argumento de que “soy un hombre de paz, le ruego mi libertad”, pero sin
estar dispuesto expresamente a renunciar a la “vía unilateral” ni a respetar y
acatar las decisiones de los tribunales de Justicia. ¿Se puede ser hombre de
paz actuando al margen de la Ley y alardear de ello?. Si todos hiciéramos
igual, reinaría el caos y la violencia por doquier. Ya horas antes de saber si
sería excarcelado o no, el ex vicepresident utilizaba un tono poético en una
carta desde la cárcel, apelando al “estoicismo” y diciendo “me clavo en el
pecho la espada que ya no me servirá para combatir”, mientras defensores de su
libertad argumentaban que ha de dejársele libre para que pueda ejercer como
político en su condición de diputado. ¿Acaso ser político y electo para un
cargo es argumento razonable para eludir la Justicia? ¿Se entendería esto como
argumento para cualquier otra profesión? Seguro que no. Por ello, no sin razón,
Fiscalía sostiene que aspirar a ser Presidente no sirve de “salvoconducto” para
librarle de la prisión provisional o de las responsabilidades penales y, no sin
razón, el Supremo cree que Junqueras reincidirá y, para evitarlo, lo deja en la
cárcel ya que “no se trata de impedir que defienda la independencia, sino que
lo haga de la misma manera” que lo ha venido haciendo hasta ahora, es decir, al
margen de la Ley y, por tanto, delinquiendo, mientras él, como líder de ERC
pide a sus bases que se mantengan unidas: “persistid, porque yo persistiré” (es
decir, mantenerse firmes y constantes en la manera de ser y obrar, en
definitiva, en seguir delinquiendo). ¡Menos mal que..... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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