Mientras el proyecto
multinacional de Pedro Sánchez divide al propio PSOE al no tener una idea común
sobre el concepto de nación, parece ser que, finalmente, el líder socialista y
Mariano Rajoy, ante la inminente amenaza golpista de Puigdemont, han hablado
sobre el asunto, acordando la posibilidad de revisar el actual modelo
territorial del Estado y mantener la “cohesión” frente al desafío secesionista,
con lo que un Rajoy “abierto” a la indefinida propuesta de Sánchez, acepta una
comisión sobre Cataluña en el Congreso. Nada que objetar a la iniciativa,
hablar siempre es bueno, aunque me temo que, en pleno acoso totalitario del
Govern de Cataluña de cara a la inminente celebración del ilegal referéndum, a
los golpistas secesionistas sólo les vale que se apoye, sea como sea, la
celebración de la ilegal consulta; es decir, que se apoye la ilegalidad, y, por
tanto, cualquier modelo territorial, incluido el actual, les valdría, salvo que
en él se les garantice la independencia de Cataluña, basada cínicamente en un
inexistente currículo histórico de estado independiente que jamás tuvo. No en
vano dice Junqueras, el Vicepresidente del Govern, que “habrá referéndum y su
resultado será vinculante más allá de la participación” y que “la relación con
la Vicepresidenta del Gobierno es buena pero infructuosa”. Es decir, que, con
la ley en la mano o sin ella, el referéndum se celebrará y que, vote quien vote,
su resultado será tenido en cuenta aunque la participación en semejante
consulta ilegal sea mínima, sin tener en cuenta que la mayoría de la gente
demócrata no participará en la consulta precisamente por su ilegalidad; y, por
otro lado, por buena relación que se tenga con el Gobierno de España, siempre
será “infructuosa” e inútil ya que sólo será válida si el Gobierno defiende la
ilegalidad que pretende el Govern de Cataluña. Además, por si no queda claro y
hay alguna duda, Puigdemont remata diciendo que “prohibir las urnas” para el
ilegal referéndum del 1-O “sería como dar un golpe de Estado”, cuando los
golpistas que en el mundo han sido son precisamente quienes se levantan contra
el orden establecido para imponer a su antojo su santa voluntad; es decir,
cuando el golpista es precisamente el President que, en vez de actuar conforme
a la legalidad vigente y defenderla como gobernante, tal como prometió al
obtener su cargo, atenta contra ella de forma flagrante, actuando al margen de
las competencias que la ley le otorga. Me temo pues que, al margen del modelo
territorial que se tenga, lo primero que hay que tener en cuenta es exigir que
se cumpla la ley vigente, democráticamente establecida, y que quienes no lo
hagan, como hace el Govern de Cataluña, al margen de la repulsa generalizada de
todos los demócratas españoles, incluidos los catalanes, apechuguen con las... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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