Con los gobernantes
independentistas totalitarios catalanes a la cabeza, instando a las masas a
impedir el normal desarrollo del Estado de Derecho, éste sufre un intolerable
asalto callejero para intentar impedir que la Justicia, es decir el Poder
Judicial, desmonte la organización del ilegal referéndum que, de forma
ilegítima, pretenden celebrar. En efecto, una operación policial, ordenada por
los jueces (como es habitual y preceptivo en cualquier Estado de Derecho
democrático), contra cualquier ilegalidad, en este caso contra la consulta
ilegal en Cataluña, detiene al equipo del Vicepresidente Junqueras, encargado
de organizar la prohibida consulta del 1-O, mientras el Presidente Puigdemont
insiste en que se votará, sí o sí (porque lo dice él), y además manifiesta,
tras lo ordenado por los jueces a las Fuerzas de Seguridad del Estado y
ejecutado por éstas, que hay un estado de excepción, cuando lo que hay
realmente es un intento de golpe de Estado en toda regla por su parte, mientras
miles de manifestantes, perfectamente organizados, salen a las calles de
Barcelona y varias ciudades catalanas (por su parte Otegi e Iglesias se
encargan de extender las protestas a Madrid y otros puntos de España, fuera de
Cataluña), para impedir mediante el acoso y la intimidación a jueces y fuerzas
de la Seguridad del Estado que cumplan con su trabajo. El resultado, para
intentar reinstaurar la democracia en Cataluña desactivando el Golpe, la
detención de catorce altos cargos golpistas (entre ellos el número dos de
Junqueras y responsables de Informática y Exteriores), la requisa de diez
millones de papeletas prohibidas y el bloqueo del sistema informático de la
Generalitat, mientras Puigdemont, indecentemente, habla de “represión”, cede el
protagonismo a los antisistema y presiona a los directores de los colegios para
que se sumen al golpe del 1-O, intentando desbordar al Estado tras la
neutralización del ilegal referéndum por parte de la Guardia Civil a instancias
de los jueces, y, por su parte, Ada Colau, echándose definitivamente al monte
del totalitarismo, llama al “pueblo catalán” a tomar la calle, con lo que una
multitud de barceloneses secunda su llamada acosando a los agentes en Barcelona,
a quienes impiden salir durante casi 24 horas, junto a la secretaria judicial,
de las instalaciones donde se efectuaban los registros, y, mientras tanto,
destrozaban tres coches de la Benemérita aparcados en las inmediaciones, sin
que los Mossos despejaran y garantizaran el orden público y facilitaran la
salida de los guardias civiles, al extremo de que el juez tiene que llamar al
mismísimo Trapero, el mandamás de los Mossos, para ordenarle expresamente la
protección de jueces y fiscales ante el intolerable acoso y exigirles un plan
de protección de edificios por las protestas frente al TSJC, reforzando además
la seguridad a empresarios y personalidades contrarios al 1-O, pues la cesión
de la calle al separatismo por parte de quienes dirigen a los Mossos para
acosar a los jueces, permitiendo el... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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