Tras la masacre de la
población civil en Siria con armas químicas, atribuida al régimen de Al Assad,
y el veto de Rusia para condenar en la ONU el salvaje ataque químico, prohibido
en todos y cada uno de los tratados internacionales, se veía venir una respuesta
por parte de EEUU, que también tiene derecho a veto en Naciones Unidas,
poniendo en evidencia la escalada de violencia y tensión a nivel internacional
así como, una vez más, la inoperancia de la ONU con este obsoleto, anacrónico y
antidemocrático funcionamiento mediante los vetos. En efecto, nada más
conocerse la masacre de la población civil siria, atacada con armas químicas,
EEUU amenazó con actuar “por su cuenta” en Siria si la ONU no respondía a
tamaña barbarie y Trump comenzó a evaluar una acción militar al respecto. La
Rusia de Putin, haciendo oídos sordos a la advertencia, veta cualquier condena
o sanción al régimen sanguinario de su aliado Assad una vez más (y ya van cinco
o seis veces) y los EEUU de Trump, a diferencia de su antecesor Obama que dejó
las advertencias en meras amenazas, ataca por primera vez a las fuerzas
militares sirias arrasando con 59 misiles una base aérea como respuesta al
bombardeo con armas químicas de Assad para que no quede impune y marcando así
las nuevas líneas rojas estadounidenses. Trump, con su inesperado e inmediato
ataque con misiles contra el régimen de Al Assad rompe los puentes con Rusia y
señala los nuevos límites del “no intervencionismo”, dejando claro que, en caso
contrario, sus advertencias no quedarán en meras amenazas, un aviso a
navegantes como Irán o Corea del Norte. Europa, teniendo en cuenta que ha sido
un ataque selectivo contra objetivos militares, una represalia de escarmiento a
la barbarie, cierra filas con Trump, aunque no le guste su respuesta unilateral
y prefieran acciones pactadas, mientras Rusia condena el ataque estadounidense,
que, al parecer, causó siete muertos, y rompe el protocolo de cooperación con
EEUU añadiendo que reforzará su “defensa” en territorio ruso. Es obvio que los
EEUU de Trump, con el apoyo de la UE y de la OTAN, no tiene reparo alguno en
subir la tensión entre Washington y Moscú, dando un giro a su política de
“América primero” que anunciara su actual presidente en la campaña electoral.
Sin duda, todo parece indicar que, al margen de si EEUU haya entrado o no en la
guerra de Siria, tal como sostienen algunos, un nuevo tiempo se vislumbra en
las relaciones internacionales y que se hace urgente la búsqueda de... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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