viernes, 28 de abril de 2017

MOCIÓN DE CENSURA DE IGLESIAS


                        Como lo oyen, en pleno revuelo mediático y político tras destaparse el “caso Lezo” en la Comunidad de Madrid y mientras PSOE y Ciudadanos intentan responder unidos a la corrupción en las filas populares, pactando entre otras cosas la reprobación de la cúpula fiscal y otras medidas por la regeneración, Pablo Iglesias, como si fuera el Justiciero solitario, se desmarca y propone en solitario una moción de censura contra el mismísimo Rajoy. Nada que objetar a la medida de la moción de censura constructiva, que no destructiva, recogida en nuestra Constitución, pero sí todas las objeciones a tomar las instituciones como plataformas circenses para hacer propaganda política personal, como hace Iglesias otra vez más, en vez de aportar en ellas propuestas viables y creíbles tendentes a resolver los problemas y mejorar la situación. En efecto, Pablo Iglesias, intentando instrumentalizar el Parlamento, sin consultar previamente a nadie, incluido su propio partido (salvo a su pareja en el liderazgo podemita y a nivel personal Irene Monteo, supongo) y, menos aún, al resto de la oposición, anuncia a bombo y platillo, buscando un golpe de efecto y no una solución, que va a presentar en el Congreso de los Diputados una moción de censura para derribar el gobierno de Rajoy. Y lo hace de forma esperpéntica, además de inútil (para prosperar necesitaría mayoría absoluta), pasándose por el arco del triunfo que la moción (al margen de que prospere o no) requiere (tal como hicieron Felipe González y Hernández Mancha en su momento, únicos que han presentado mociones de censura anteriormente en España) la presentación de un proyecto alternativo y de un candidato a Presidente de Gobierno, al extremo de que su pareja Irene Montero, preguntada si el candidato sería Iglesias, se sale por la tangente con el consabido “ahora no es momento de hablar de personas”. Y, obviamente, sin proyecto alternativo y sin candidato, el objetivo de Podemos o más bien de su secretario general, se convierte en un fiasco pues todos los partidos de la oposición, salvo ERC (tanto monta, monta tanto), critican su plan, que, en definitiva pretende desafiar al PSOE, y rechazan la esperpéntica iniciativa en el fondo y en la forma, tachándola de “fuegos artificiales” y de “circo”; los socialistas afirman que “ahora no nos va a engañar, actúa de mala fe”, los naranjas que “no vamos a apoyar ningún número de circo” y los peneuvistas que “no parece una forma seria de hacer política, mientras en el PP le instan a que la presente cuanto antes acusándole de “iniciativas, cero pelotero; numeritos, todos los días”. Una vez más... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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