Ahora resulta que
Gibraltar se va a convertir en el ejemplo a seguir para alimentar los
esquizofrénicos objetivos de los nacionalismos-soberanistas en España.
Cosoberanía, como en Gibraltar, es lo que pide el PNV para el País Vasco y, por
tanto, en el Aberri Eguna pide al Gobierno español que negocie como lo hace con
el Peñón, mientras tiende la mano a la izquierda abertzale para construir la
“nación vasca” y ETA, por su parte, evita hablar de disolución en su primer
comunicado tras el “desarme”. En el otro punto caliente, en Cataluña, aunque no
sabemos si, como en Euskadi, estarán dispuestos a apoyar para sí mismos las
soluciones que se proponen para el Peñón, el soberanismo desoye a la opinión
pública e insiste en el ilegal referéndum, en medio de una creciente
desconfianza y deterioro entre PDeCat y ERC que, entre otras circunstancias,
abocan el totalitario “procés” al fracaso (los primeros culpan a los segundos
de filtrar la grabación de su número dos sobre el negro futuro del “procés” y
exigen “responsabilidades” a su socio de gobierno), a pesar de que las
potencias internacionales cierran la puerta a la Generalitat (EEUU, UE,
Alemania, Francia… encadenan ya cinco años de negativas al estrafalario plan
secesionista), a pesar de que los expertos ven inviable realizar una
esperpéntica consulta como el 9-N en septiembre, y a pesar de que, según
Metroscopia, los catalanes prefieren más autonomía sin independencia (la
mayoría quiere nuevas competencias y rechaza maniobras rupturistas), y, según
NCReport, la antigua Convergencia, destrozada por el totalitario
independentismo, sólo lograría hoy el 34% de los votos de Junts pel Sí (los de
Junqueras rentabilizarían el pacto de gobierno y obtendrían el 54´3% de los 1´6
millones de electores que sumó la coalición independentista en las elecciones
de 2015); en definitiva, quien manda, manda, y Anna Gabriel, diputada de la
CUP, la minoritaria formación antisistema de ultraizquierda, gracias a la
irresponsable postura de convergentes y republicanos dice bien claro: “vamos tarde
con el referéndum y ya no hay excusa para no convocarlo”, importándole un
pimiento lo que piensen las potencias mundiales, la comunidad internacional,
los expertos, las encuestas….y lo que aconseja el sentido común o lo que exige
la democracia. No extraña pues que... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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