Arranca el Brexit con un
duro choque entre Londres y la UE ya que Theresa May condiciona la aportación a
la seguridad a un buen pacto económico, mientras que, con toda razón, Merkel y
Tajani no toleran las amenazas y se niegan a negociar en paralelo y Donald Tusk
hace un llamamiento a limitar los daños del proceso de desconexión que acaba de
comenzar. En efecto, May, anunciando que “no hay marcha atrás”, presiona desde
el inicio para dejar la UE pero sin renunciar al mercado único y activa el
Brexit amagando con “debilitar” la cooperación contra el terrorismo si se priva
a Reino Unido de las ventajas económicas y de la libre circulación de la UE,
cuando es el Reino Unido quien decide libremente largarse del club, por lo que
obviamente Europa le dice “no” al desafío del pretendido chantaje de no
cooperar en seguridad si no hay acuerdo y, mientras Londres pide negociar a la
vez la salida y el estatus futuro, Merkel se niega en rotundo, obligando a
Londres a rebajar el tono ante la UE al día siguiente de recibir la dura carta
de May. Bruselas negociará por tanto la relación con Londres después de la
salida de la UE que habrá de materializarse como mucho en dos años. Y en este
“no hay marcha atrás” de May, la UE obviamente otorga a España la última
palabra sobre el Peñón de Gibraltar, concediéndole un derecho de veto que
“satisface plenamente” a La Moncloa mientras Gran Bretaña lo ve como un
“ultraje”, con lo que el triunfo, como es lógico, de la posición española sobre
Gibraltar enerva a Reino Unido, pues, según el documento del Consejo Europeo
que servirá de guía en la negociación con Londres, tras el Brexit “ningún
acuerdo entre UE y Reino Unido será aplicable a Gibraltar sin el consentimiento
de España”. De momento, mientras Alfonso Dastis, el ministro de Exteriores
español, dice que “si hay que elegir, España está más cerca de un Brexit
blando”, el ministro principal de Gibraltar, Picardo, sostiene, refiriéndose a
los gibraltareños, que “no seremos víctimas del Brexit” aunque reconoce que es
“difícil pronosticar lo que ocurrirá” pero rechaza la cosoberanía que ofrece
España. Dos años pues por delante de difíciles negociaciones entre Reino Unido
y la UE, con el problema añadido de Gibraltar, la última colonia en territorio
europeo, que obviamente no podrá mantener el actual estado, teniendo siempre en
cuenta que quien decide irse de la UE es el propio Reino Unido, lo que, sin que
ello suponga revancha o venganza de ningún tipo, conlleva, en todo caso, que no
se le puede poner la alfombra de despedida con todas las facilidades aunque
sólo sea para no crear un precedente alentador para el resto de países miembros
si se facilita la salida con casi todas las ventajas y casi ninguno de los
inconvenientes, pues la... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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