viernes, 18 de marzo de 2016

LABERINTO DE DESENCUENTROS


                        No es exagerado afirmar que el panorama político español actual se puede calificar como un laberinto de desencuentros políticos a todos los niveles. Desencuentros internos en los partidos políticos y de éstos entre sí en temas esenciales para hilvanar, de un lado, un discurso político ideológico-organizativo capaz de ofertar un proyecto creíble a la ciudadanía, y, de otro lado, un compromiso capaz de asegurar las políticas básicas de Estado y consolidar las reglas de juego democráticas para que dichos proyectos (lamentablemente inexistentes) puedan desarrollarse dentro del juego político alternativo de gobierno-oposición asegurando el futuro de nuestra democracia. Basta echar un vistazo a la prensa para darse cuenta de la escasa altura de miras que acompaña a las élites políticas de los distintos partidos y, en general, a nuestros gobernantes, incapaces de distinguir entre los intereses generales, que todos debieran defender, y los legítimos intereses particulares, que siempre debieran estar supeditados a los anteriores. Un laberinto de desencuentros que debiera ser el manantial para generar un caldo de cultivo enriquecedor de nuestra democracia, cuya esencia reside precisamente en la pluralidad ideológica y en la diversidad de proyectos, pero que, lamentablemente, se ha convertido en un campo de batalla abonado por todo tipo de intransigencias irreconciliables, que imposibilitan distinguir lo esencial de lo accesorio, lo urgente de lo aplazable, lo conveniente de lo inconveniente, lo categórico de lo anecdótico y, si me apuran un poco, lo democrático de lo totalitario. Crisis internas de identidad política y organizativa en los partidos, luchas fratricidas por el poder a costa de lo que sea, deslealtades y traiciones a los valores democráticos, relativismo y parcialidad a la hora de valorar los comportamientos inapropiados, ausencia de honestidad intelectual y altura de miras, falta de liderazgo político, entre otros fenómenos indeseables, se han convertido en moneda común de nuestro sistema democrático cada vez más amenazado. Como prueba, sin ir más lejos, las... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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