No es exagerado afirmar
que el panorama político español actual se puede calificar como un laberinto de
desencuentros políticos a todos los niveles. Desencuentros internos en los
partidos políticos y de éstos entre sí en temas esenciales para hilvanar, de un
lado, un discurso político ideológico-organizativo capaz de ofertar un proyecto
creíble a la ciudadanía, y, de otro lado, un compromiso capaz de asegurar las
políticas básicas de Estado y consolidar las reglas de juego democráticas para
que dichos proyectos (lamentablemente inexistentes) puedan desarrollarse dentro
del juego político alternativo de gobierno-oposición asegurando el futuro de
nuestra democracia. Basta echar un vistazo a la prensa para darse cuenta de la
escasa altura de miras que acompaña a las élites políticas de los distintos
partidos y, en general, a nuestros gobernantes, incapaces de distinguir entre
los intereses generales, que todos debieran defender, y los legítimos intereses
particulares, que siempre debieran estar supeditados a los anteriores. Un
laberinto de desencuentros que debiera ser el manantial para generar un caldo
de cultivo enriquecedor de nuestra democracia, cuya esencia reside precisamente
en la pluralidad ideológica y en la diversidad de proyectos, pero que,
lamentablemente, se ha convertido en un campo de batalla abonado por todo tipo
de intransigencias irreconciliables, que imposibilitan distinguir lo esencial
de lo accesorio, lo urgente de lo aplazable, lo conveniente de lo inconveniente,
lo categórico de lo anecdótico y, si me apuran un poco, lo democrático de lo
totalitario. Crisis internas de identidad política y organizativa en los
partidos, luchas fratricidas por el poder a costa de lo que sea, deslealtades y
traiciones a los valores democráticos, relativismo y parcialidad a la hora de
valorar los comportamientos inapropiados, ausencia de honestidad intelectual y
altura de miras, falta de liderazgo político, entre otros fenómenos
indeseables, se han convertido en moneda común de nuestro sistema democrático
cada vez más amenazado. Como prueba, sin ir más lejos, las... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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