Durante este fin de semana celebra Podemos su
Congreso Constituyente como partido político, llegándole así la hora de la
verdad al tener que definir claramente ante la ciudadanía en qué consiste su
proyecto político, como el resto de formaciones políticas, y cuál será su
modelo de partido. Aunque el resultado final no se conocerá hasta dentro de
siete días, plazo dado a las bases para que voten por internet las propuestas
de esta asamblea, que reúne en Madrid a unos siete mil seguidores, genera gran
interés conocer a fondo ese genuino modelo, vendido como representativo
indiscutible de las esencias más democráticas y sustancialmente distinto del
que tienen los partidos clásicos, a los que Pablo Iglesias tilda como decadentes
y representantes de la “casta”. Así sabremos si, como dicen sus líderes
autoproclamados, estamos ante un proyecto novedoso, que pretende revolucionar
la forma clásica de hacer política en democracia y libertad, o, por el
contrario, como decimos algunos, asistimos a un proyecto ideológico más dentro
del sistema que, obviamente con total legitimidad, pretende abrirse camino
entre el electorado, como ya hicieron, con mayor o menor fortuna, todos y cada
uno de los surgidos hasta la fecha, con promesas programáticas, más o menos
atractivas y, sobre todo, más o menos creíbles, viables o utópicas. Si de
momento, sólo sabemos que... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/,)
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