Aunque nada tenga que
ver Yugoslavia con España, ni en términos históricos (la República Federal
Socialista de Yugoslavia nace en el s. XX tras la Segunda Guerra Mundial, y
España es uno de los primeros estados modernos nacidos en el s. XV, nada más
finalizar la época feudal en la Europa Occidental), ni en términos políticos (la
Yugoslavia socialista no gozaba de libertades democráticas y España goza de
todas la libertades al uso en las democracias occidentales), Torra se empeña en
buscar similitudes entre ambos países para justificar su proyecto de
independencia unilateral de Cataluña y, en su esquizofrénico proceder, apoya
ahora la “vía eslovena” como paradigma, cuando con la independencia unilateral
de Eslovenia se desencadenó la llamada guerra de los Balcanes que finalmente
acabó con la desaparición del Estado de Yugoslavia y la independencia
consecuente de varios de sus territorios. Obviamente mediante la violencia y la
guerra. Así Torra, en un ataque de sinceridad subconsciente, desvela su apego
al uso de la violencia para conseguir su objetivo secesionista, olvidando que,
en ese caso, no siempre, como en Yugoslavia, se consigue el éxito de la independencia
pues el Estado quedaría legitimado para responder a la violencia y someter al
territorio en cuestión…y, en todo caso, al margen del resultado final, dejando
un rastro de sangre y ruina económica inevitable. No extraña pues que Torra
haya desatado la indignación casi generalizada al invocar la vía violenta de la
secesión eslovena (vamos, que si tuviera unas fuerzas armadas a su cargo no
tendría escrúpulos en alzarse militarmente contra España), por lo que, desde
Colau a Fernández, pasando por Iceta, Arrimadas o Ábalos, le tachan de
irresponsable al poner de ejemplo un conflicto armado para conseguir la
independencia de Cataluña. Pero obviamente, la vía violenta, que defiende
Torra, ya sin tapujos, no surge por arte de magia y, al efecto, los Comités de
Defensa de la República campan a sus anchas y utilizan la violencia para
amedrentar a los catalanes y cuando los Mossos actúan contra ellos el President
en vez de apoyarlos para que restablezcan la paz y el orden se inclina por cargar
contra su propia policía (insólito en cualquier gobernante), ordenando a su
Conseller de Interior que depure a los mandos y provocando la lógica indignación
en los propios mossos, mientras el Gobierno de Sánchez calla ante la intención
de Torra de depurarles. No extraña pues que los violentos CDR, con el apoyo,
por acción u omisión, del Govern a sus protestas callejeras, rechacen
tumultuariamente en las calles la anunciada celebración del Consejo de
Ministros el día 21 en Barcelona; que colapsen la AP-7 durante quince horas
ante la pasividad de la Generalitat; o que los jueces denuncien la pasividad
del Govern frente a los ataques que reciben en Cataluña. Es lo lógico con un
Quim Torra que da cuatro días de plazo a su conseller para que depure responsabilidades
por las actuaciones de los mossos, quienes amenazan con bajas ante la anunciada
purga y se sublevan por la continua politización, al acusarles el conseller de
no ser una “policía democrática” por haber cargado contra los violentos CDR
durante los disturbios del 6-D para intentar impedir celebrar el aniversario de
la Constitución por las calles catalanas, especialmente en Gerona y Tarrasa. Y
ante este indignante...... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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