En otro genial discurso
de Nochebuena, nuestro Jefe de Estado, el Rey Felipe, ha puesto el dedo en la
llaga sobre las principales amenazas a nuestro Estado de Derecho y los
comportamientos adecuados para afrontarlas con cierto éxito, lo que debiera
sensibilizar a todos los demócratas del signo ideológico que sean para unirse
frente a ellas pues, en definitiva, atentan contra el bienestar, la libertad y
los derechos de todos los ciudadanos. En efecto, Felipe, entre otras cosas, ha
dicho que “es imprescindible que aseguremos en todo momento la convivencia”;
que hay que facilitar a las nuevas generaciones “un trabajo y un salario
dignos” para asegurar el progreso de los jóvenes; que “la Constitución no es
una realidad inerte, sino viva, que tutela las libertades”; que “la convivencia
exige el respeto a nuestra Constitución”, apelando a los ideales de la
Transición, base de nuestro progreso y pidiendo “consensos” para asegurar la
“frágil convivencia”; que la violencia contra las mujeres “merece nuestra
condena y repulsa más enérgica”; que “cuidemos y reforcemos los profundos
vínculos que nos unen y que siempre nos deben unir a todos los españoles”; que
hay que “hacer lo que esté en nuestras manos” para que no se pierdan esos
principios de la Constitución; que “el rencor y el resentimiento forman parte
de nuestra peor historia y no debemos permitir que renazcan”……y, en definitiva,
por todo ello, pide a los líderes políticos, a todos ellos al margen de su
ideología, como generadores de opinión, “voluntad de entendimiento” pese a sus
diferencias ideológicas, para que apuesten siempre por la “convivencia” frente
a la “división”, llamándoles a la responsabilidad para dejar a las nuevas
generaciones el legado de la Transición que nos reconcilió a todos los españoles
y que tanto bien y progreso nos ha proporcionado a todos desde entonces. Un
excelente discurso de Estado en defensa de la Democracia, enmarcada en las
reglas de juego y principios de nuestra Constitución, como garantía de nuestras
libertades y derechos como ciudadanos que todos, absolutamente todos los
demócratas, debiéramos respetar, acatar y defender si no queremos regresar a la
ancestral y repudiable barbarie que a lo largo de los siglos ha manchado de
violencia y sangre nuestra triste historia democrática siempre truncada por los
desencuentros totalitarios. ¿Quién puede oponerse a tan sensato y democrático
discurso? En principio, ningún demócrata debiera oponerse y por tanto sólo los
totalitarios anti-demócratas, tanto de izquierdas como de derechas, avalarían
la repulsa, irracional y tendenciosa, al discurso en su conjunto o a cualquiera
de las apelaciones concretas hechas por el Jefe de Estado con exquisita
prudencia, pero con absoluta contundencia. Y así ha sido; los partidos
mayoritarios con representación parlamentaria y no independentistas, incluido
Podemos, alaban de una u otra forma el tono del mensaje de nuestro Jefe de
Estado, como no puede ser de otra forma desde la racionalidad democrática,
quedando al margen de ella quienes, como..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario