Es el ultimátum de Puigdemont
a Sánchez desde Bruselas, avisándole de que “el periodo de gracia se acaba”,
mientras le pide que “pase de las palabras a los hechos” en el tema del
conflicto catalán, mientras Isabel Celaá, portavoz del Gobierno, manifiesta que
“estamos encontrando reciprocidad en el diálogo con Torra”. Teniendo en cuenta
que Torra es la marioneta de Puigdemont en la Generalitat, es difícil entender
esta cuadratura del círculo, pues la reciprocidad de que habla Celaá no parece
corresponderse con la verdad. Por otro lado, el Gobierno ofrece someter a
referéndum el pacto que logre con la Generalitat, pues la Ministra de Política
Territorial, Maritxell Batet, aboga por que los catalanes puedan votar en
referéndum un acuerdo político cerrado como solución al conflicto en Cataluña,
eso sí, siempre que ese pacto se consiga con un amplio consenso. Al final un
verdadero galimatías que genera más confusión y desconfianza que otra cosa. Que
un gobierno apoyado sólo por 84 diputados en el Congreso apele a un amplio
consenso, cuando sabe que, de entrada, la mitad de la Cámara (Ciudadanos y PP)
abogan por una rotunda oposición a los objetivos del secesionismo (tal como sucedía
con el PSOE cuando estaba en la oposición a Rajoy), es sencillamente engañar a
los españoles o pretender engañar a los independentistas quienes seguramente lo
firmarán un acuerdo salvo que este garantice la posibilidad de llevar a cabo la
ilegal autodeterminación de Cataluña. Y en asunto tan grave, no caben medias
tintas, ni andarse con rodeos para ganar tiempo: o se está radicalmente contra
el golpismo totalitario secesionista o se está claramente contra él; más aún
cuando no se tiene una mayoría parlamentaria amplia que pudiera cambiar las reglas
de juego para que los habitantes de un territorio español (que no sólo serían los
del catalán) pudieran decidir, contra la mayoría del resto de españoles y por
su cuenta, si convierten en independiente el mismo y deja de pertenecer a
España. Entretanto, los CDR acosan a Llarena, obligándole a abandonar un
restaurante al grito, entre otras cosas, de “el enemigo está en casa”, sin que
pase absolutamente nada de nada, un acoso independentista al juez, mientras el
Gobierno apuesta por que los catalanes voten para dar una salida al “procés”,
mientras la inmensa mayoría de españoles espera que, en todo caso, no se les
prive de la soberanía nacional que detentan como parte del pueblo español. Y,
ante el rechazo de las pretensiones del Gobierno por parte del Congreso de los
Diputados, añade Celaá que “el rechazo a la senda del déficit en el Congreso da
la espalda a la ciudadanía…nosotros mantendremos el rumbo”…..con tan
convincente argumento caben pocas discrepancias, la verdad queda en la minoría
gubernamental. En fin, sin más comentarios. Y mientras el Constitucional tumba
la.....(sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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