Cuando España tiene
planteados gravísimos problemas que amenazan incluso a la propia supervivencia
del Estado, nuestros políticos se empeñan no sólo en no consensuar soluciones
viables sino además en entretener a los ciudadanos con ilusorios diálogos de besugos
que apenas sirven para demostrarnos que todavía son capaces de hablar entre
ellos y poco más. Asuntos, entre otros, como el totalitarismo secesionista o la
crisis migratoria, que amenazan severamente la paz social entre todos los
españoles, debieran ser objeto de un tratamiento muy por encima de los
legítimos intereses partidarios de unos u otros….pero no es así. Para unos, el
Gobierno dinamita los pactos de Estado con PP y Ciudadanos; para otros, son
éstos partidos quienes utilizan demagógicamente tan graves asuntos con fines
electoralistas. Lo cierto es que, al margen de cómo se carguen las tintas de
forma interesada, la reunión en Moncloa entre Sánchez y Casado es un ejemplo
más de este nefasto “diálogo de sordos”, cuando se apuntaba a que Sánchez
ofrecería a Casado pactar sobre Cataluña y sobre la inmigración, buscando
imprescindibles acuerdos de Estado con el PP, que, al menos sobre Cataluña, ya
existían en época de Rajoy. Pero, nada de nada, el actual Gobierno, antes de
recibir en Moncloa al actual Jefe de la oposición, que curiosamente tiene más
diputados que el Gobierno (insólito en España durante todo el periodo
democrático), descalifica a Casado y por boca de la Vicepresidenta Carmen Calvo
le acusa, junto a Rivera, de alinearse con los políticos xenófobos europeos,
dificultando la utópica oferta de acuerdos sobre el asunto, mientras el sucesor
de Rajoy se dispone a exigir reforzar las instituciones frente al soberanismo.
Así, mientras Juncker afirma que los fondos para frenar el flujo migratorio
desde Marruecos son limitados, PP y Ciudadanos ven a Sánchez totalmente
desbordado, al extremo de que Rivera da por agotada la legislatura y exige
elecciones ya. Y en tales circunstancias, lo lógico es que la reunión en
Moncloa haya acabado sin acuerdo alguno: Casado exige a Sánchez que no acerque
a los asesinos de ETA, demandándole además fortaleza frente a los separatistas,
una ley de defensa de la memoria de las víctimas del terrorismo, que sea delito
convocar referéndums ilegales, bajada de impuestos y control del déficit, y una
reforma para que gobierne la fuerza más votada en los municipios. Casado
pretende con ello que Sánchez ponga fin a las cesiones al separatismo (como
cuando gobernaba el PP y el PSOE lo apoyaba) y que ponga fin a las políticas de
“apaciguamiento” con los independentistas, insaciables en su ilegal y antidemocrático
“procés”, ofreciéndole todo su apoyo a que se vuelva a activar el artículo 155
de la Constitución si Torra persiste en su alocado proyecto. Por su parte el
Gobierno..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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