Ante la ausencia
absoluta de una política migratoria europea diseñada por la UE y después de que
durante varios días el Aquarius anduviera dando tumbos por el Mediterráneo
pidiendo permiso para desembarcar a los 141 rescatados que llevaba a bordo,
seis países miembros de la Unión llegan a la conclusión de repartirse a los
inmigrantes, ante la negativa en este caso de que Pedro Sánchez diera
autorización al desembarco de los mismos a diferencia de lo acaecido con dicho
barco justo a los pocos días de acceder al Gobierno. En efecto, España,
Francia, Alemania, Portugal, Luxemburgo y Malta llegan a un acuerdo para
repartirse a los 141 migrantes (España acogerá a 60 de ellos), después de que,
con tal condición, el gobierno maltés diera su autorización oficial para el
desembarco en sus puertos tras varios días de angustiosa espera. En fin, algo
es algo. Y es que el Aquarius, tras la experiencia anterior (desembarcando en
Valencia a los inmigrantes) había puesto de nuevo a prueba la política
migratoria del Gobierno de España lanzando un SOS para desembarcar “cuanto
antes” a 141 rescatados (73 de ellos menores de edad) de dos pateras y llamando
de nuevo a las puertas de la UE, encontrándose en esta ocasión con la negativa
de Pedro Sánchez a la acogida, con el argumento ahora de que España “no es el
puerto más cercano ni el más seguro” a pesar de que el barco estaba 250 kmts
más próximo a Valencia que hace dos meses cuando fue acogido con todos los honores
(a todas luces, otro bandazo del Gobierno español en materia migratoria, por lo
que el PP pide a Sánchez que comparezca en el Senado y que visite Algeciras),
mientras el italiano Salvini, celebrando que ahora el barco no tuviera destino,
le instaba: “puedes ir a donde quieras, pero no a Italia”. Desesperación y
desesperanza por tanto ante el portazo de la UE y de España al Aquarius,
mientras el Gobierno español defendía en Estrasburgo las devoluciones en
caliente del PP al decidir mantener el recurso que Rajoy había planteado ante
el Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra la condena a España por la
devolución en caliente en Melilla de dos subsaharianos en 2014. En todo caso,
la autocorrección de Sánchez, evidenciando que lo del desembarco anterior del
Aquarius en Valencia sólo fue un gesto de cara a la galería y no un cambio real
en la política migratoria, insostenible en todo caso (los milagros no existen),
ha propiciado este acuerdo de reparto para salir momentáneamente del paso,
evidenciando la incapacidad de la UE para resolver los graves asuntos que tiene
planteados. Y mientras Malta apunta a la mediación de Macron como pieza clave
para desencallar de momento la crisis migratoria, forzando de alguna forma este
reparto de inmigrantes, Pedro Sánchez se lo atribuye apuntándose el tanto…. ¡Para
cuándo vamos a..... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista,
http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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