Ahora resulta que, como
si se tratara de un inocente e irresponsable juego de niños, la declaración
unilateral de independencia no iba en serio y simplemente se trataba de un
chantaje para poner en un brete al Gobierno de Rajoy y, ¡cómo no!, al Estado de
Derecho, pues, según Junqueras en carta dirigida desde la cárcel de Estremera a
los militantes de ERC, el Govern cometió errores de bulto como no haber
previsto la “represión” que el Estado aplicaría contra Cataluña, pues “ingenuos,
creímos que el Estado nunca no se atrevería a aplicar estos niveles de
represión; o que la UE no permitiría que el gobierno del PP, en nombre de la
unidad de España, tolerase tantos golpes
contra la ciudadanía”. Es decir, confundiendo “represión” con aplicación de la
ley (no imaginaban que se llegaría a aplicar el 155) y confiando que la UE
admitiese romper la unidad de España de forma ilegal, los líderes
independentistas reconocen ahora que la declaración de independencia,
“simbólica” para algunos, era totalmente inviable y por tanto no iba en serio
ya que en el fondo era un mero chantaje para que el Gobierno de España cediera
antes de atreverse a poner en marcha todos los resortes constitucionales y
legales que la Constitución y la Ley contempla para defender el Estado de
Derecho. Ya ven, la declaración unilateral de independencia ni siquiera era un
fin, sino un medio, un arma arrojadiza utilizada hasta las últimas
consecuencias, para buscar la rendición del Estado de Derecho si a sus
gobernantes les hubiera temblado el pulso, tal como preveían; y todo ello, sin
importarles para nada todo el daño social, político y económico causado
especialmente a los catalanes, pero también al resto de españoles, y a las
instituciones democráticas, no sólo a las españolas sino también a las
europeas, que han sido sometidas (y lo siguen siendo) a tensiones innecesarias
en detrimento de su credibilidad, para perjuicio de todos. Ahora resulta, en
definitiva, que la entelequia soberanista era una broma de mal gusto, de muy
mal gusto, y una temeridad totalitaria inaceptable, que la edénica república ni
siquiera era real en la quimérica mente de sus promotores y sólo era una trampa
mortal para hacer proselitismo entre los ingenuos, que llevaban razón quienes
decían (contra lo que éstos sostenían) que la idílica república, en caso de ser
viable, quedaría fuera de la UE y del euro, apenas sería reconocida por nadie,
se produciría una desbandada de empresas, incrementaría los niveles de
desempleo y traería la ruina a los catalanes. No en vano, y valga de ejemplo,
ya de entrada, la pésima gestión del cesado Govern, basada en todo para el
“procés” y nada para los más desfavorecidos, mientras despilfarraba en
embajadas inútiles y en gastos propagandísticos, dejaba tirados a discapacitados,
víctimas de malos tratos, ancianos e inmigrantes que llevan un año sin cobrar
los más de 152 millones en subvenciones que les prometió Puigdemont, quien
ahora, fugado de la Justicia, vive de lujo en Bruselas a costa de quién sabe
qué, mientras... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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