Tras su victoria en las
primarias del PSOE, que le convierte de nuevo en el Secretario General del
partido, Pedro Sánchez rectifica, dejando atrás el inexplicable “no es no” al
PP y, por tanto, al Gobierno popular, y llama a Mariano Rajoy para darle su apoyo
en impedir el ilegal referéndum secesionista catalán propiciado desde la
mismísima Generalitat, al coincidir con el Gobierno en “la defensa de la
legalidad y de la Constitución”, pidiéndole además que convoque a los partidos
para ampliar el pacto constitucional, mientras Puigdemont refuerza el bloque
favorable a una consulta a toda costa. Sin lugar a dudas y sin ambigüedades
calculadas, Pedro Sánchez retoma la buena dirección, al menos en asuntos de
Estado, como es el caso, que siempre deben estar muy por encima de los
legítimos intereses partidarios, y que cualquier partido con vocación
mayoritaria para gobernar algún día jamás debiera olvidar. El “no es no” a todo
en democracia es simplemente una falacia, salvo que dicho “no es no” sea para
desmantelar cualquier tentativa totalitaria. Sánchez pues se sitúa en la buena
dirección y ahora, sin ninguna duda, PP, PSOE y Ciudadanos (la gran mayoría
parlamentaria), más los que se quieran sumar, exhiben unidad frente al
secesionismo, entregado a los antisistema, por lo que Rajoy recibe con alivio
el apoyo del líder socialista a su política en Cataluña y confía, como siempre
sucedió entre PP y PSOE, iniciar una relación “constructiva y responsable”. Así
el “no” al referéndum ilegal es rotundo, como debe ser en cualquier Estado
democrático, por parte de los llamados partidos constitucionalistas, dejando
atrás ambigüedades como la “plurinacionalidad” de España o el reconocimiento
expreso de Cataluña como “nación”, instalada en el PSC entre otros, que, al
margen de su valor como objetivo futuro y su posibilidad si algún día así lo
consideraran los españoles, puede valer hoy como argumento a los secesionistas
para confundir a la población en su empeño totalitario de independizar Cataluña
de España de forma unilateral y antidemocrática. Entretanto el intento de la
Generalitat de mostrar fuerza acaba en duras críticas de ERC, CUP y Podemos por
no fijar la Generalitat fecha ni pregunta para el referéndum ilegal, que, al
parecer, fijará Puigdemont el siete de junio y quiere anunciarlo en un Consell
Ejecutivo extraordinario tras reunir al Pacto Nacional, aunque la Generalitat
aún no ha decidido si en la papeleta estará la palabra “república”. Y en medio
de este desmadre, Sáenz de Santamaría afirma que el President está utilizando
la amenaza de la consulta para acabar convocando elecciones autonómicas, en
tanto que el TC, por lo visto, evitará su potestad para inhabilitar a
Puigdemont y sólo actuará a instancias del Gobierno pese a que la última
reforma le permite suspender a cargos públicos: “jamás vamos a tomar una
iniciativa de ese calibre”, es su credo. Y mientras el fiscal del “caso Palau”
sostiene que “la bandera justifica cualquier atropello con la cartera”,
Puigdemont busca el aval del Consejo de Estado para la consulta con datos
falsos y eleva el tono pidiéndole a Rajoy que aclare si... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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